miércoles, 28 de agosto de 2013

Ética y estética en Economía

Para los que defendemos que la Economía es una ciencia social, muchas veces es tan  importante quien lo dice como lo que se dice. Es decir, que un razonamiento que posiblemente compartiríamos, dicho por la persona inadecuada lo convierte en un discurso banal, una provocación. Dos ejemplos.
En primer lugar la afirmación, primero de Christine Lagarde y después del comisario Olli Rehn, de que en España se deben bajar los salarios un 10% para aumentar la competitividad. En principio, y desde la más estricta Teoría Económica, es cierto que la bajada de salarios incrementa la competitividad exterior y en consecuencia las exportaciones; no obstante, estos grandes economistas no deberían olvidarse de la deflación interior que provoca, con una caída de la demanda interna –a lo mejor deberían mirar hacia Grecia, que ya va por el tercer rescate y con la actual política no será el último-. Pero lo que no es ético ni estético es que esta propuesta la hagan sobre salarios que escasamente superan los 1.000€ personajes que ganan más de 20.000€ al mes.  Parece más bien insultante.
Segundo ejemplo. El actual ministro de educación Sr. Wert afirma que “el sistema educativo español está ciego a los resultados”. Y es cierto, ya que desde hace mucho tiempo en España se abandonó la cultura del esfuerzo por un igualitarismo mal entendido. Incluso yo apoyo que la educación universitaria no debe ser gratuita  y que los alumnos deben pagar una parte de su coste –dado que existen rendimientos privados de la educación que no se valoran-. Pero esta propuesta no puede hacerla un gobierno que reduce de forma tan sustancial el sistema de becas o que ha optado claramente por destruir nuestro futuro capital humano por la vía de la disminución de los recursos dedicados a la educación y la investigación.
Podría seguir con más ejemplos. Sanidad pública pero no gratuita –hay que asumir parte del coste- pero no propuesta por aquellos cuyo objetivo no es la racionalización sino la privatización; reforma energética sí pero no la de un gobierno –y oposición- que lo único que buscan es un puesto en el consejo de administración de las eléctricas…
Ya lo decían los romanos: la mujer del César no solo debe ser honrada sino parecerlo. Y aquí la honradez no aparece por ninguna parte.
 
© José L. Calvo

jueves, 15 de agosto de 2013

¿Por qué salvar a los ludópatas…bancarios?

Uno de los argumentos más empleados en la actual crisis es que es preciso salvar el sistema financiero –invirtiendo para ello el dinero que sea preciso- para evitar el colapso de la economía occidental. Pero esto es una verdad a medias. Es cierto que es preciso salvar parte del sistema financiero, en concreto la banca comercial, pero no hay ninguna razón de peso que justifique el dinero invertido en rescatar la banca de inversión.
La banca comercial es la de siempre, la que recoge depósitos de los ahorradores y se los presta a las empresas y el sector público, haciendo su labor de intermediación; la banca de inversión es la que acomete las inversiones arriesgadas, los grandes proyectos, las operaciones de grandes empresas… la primera obtiene beneficios reducidos pero constantes; la segunda es donde se asumen grandes riesgos y se obtienen grandes beneficios (y pérdidas). Es el Casino.
Dos factores han sido claves para que se haya producido la actual crisis: la ruptura de los compartimentos estanco que existían entre la banca comercial y la de inversión –la famosa política liberalizadora que terminó en Estados Unidos con la derogación de la Ley Glass Steagal por B. Clinton- y la excesiva asunción de riesgos por parte de la banca de inversión –banca total tras dicha derogación- en la más pura creencia de que era demasiado grande para dejarla hundirse. Es como si en una hipotética familia ludópata se hubiese decidido juntar todo el dinero, el de la comida, el pago del alquiler… y el destinado al juego, dedicando la totalidad a esta última actividad y cuando pierde –de cuando ganó muchísimo no se dice nada- nos exigiera que le financiásemos con nuestros salarios, las pensiones… el mantenimiento de su nivel de vida (y beneficios). Parece una locura pero es la más absoluta realidad.
Por eso motivo, como señala Susan George en una magnífica entrevista del 4 de agosto en El País, el sistema financiero necesita dos reformas imprescindibles: establecer férreos controles de su actividad y separar nuevamente la banca comercial de la de inversión. Nadie niega el derecho a jugar en el Casino, pero no con mi dinero.
Como S. George afirma: “un sistema financiero sin control nos lleva al precipicio”.  Esa es la gran reforma pendiente que ningún gobierno ni país se ha atrevido a enfrentar. ¿Puede estar más claro quien da las órdenes?

© José L. Calvo, 2013

martes, 6 de agosto de 2013

FMI: Federación Mundial de Irresponsables

El FMI ha lanzado hoy una nueva propuesta para la economía española: que Hacienda intervenga las CC.AA. que se desvíen del objetivo del déficit un trimestre. Esta proposición supone un gran conocimiento de la situación política española (ironía) y viene a sumarse a otra hecha la semana pasada: bajada de un 10% de los salarios y nueva subida del IVA. Analicemos esta última.
Desde la Federación Mundial de Irresponsables se siguen cometiendo los mismos errores que agudizaron el Crack del 29. Quizás les vendría bien leer el libro de N. Wapshott Keynes vs Hayek para darse cuenta de que sus propuestas no aportan nada nuevo a las que ya hizo el economista austríaco y que, basadas en los más estrictos modelos de Teoría Económica, condenan a las personas de la sociedad de su época en búsqueda de un equilibrio a largo plazo en el que, como decía Keynes, todos estaremos muertos.  Si leyesen el libro se darían cuenta de que más allá del modelo económico/matemático hay una concepción del mundo y del papel que juegan los individuos: mientras que Keynes dirige su política a las personas para Hayek solo existen agentes económicos, no hay individuos sólo números; Keynes trata de resolver la difícil situación de sus coetáneos, que tienen nombre y apellidos como nuestros parados o los griegos, portugueses… Hayek busca el equilibrio general del modelo, en el que poco importa el sufrimiento actual, y está dispuesto a sacrificar a sus compatriotas –como así ocurrió. Muchos austríacos murieron de hambre-, sin otro fin que resolver la ecuación de largo plazo.
Esto mismo hacen las proposiciones del FMI. Sin tener en cuenta el sufrimiento que generan en los pueblos a los que afectan, ni la convulsión social que pueden provocar, hacen ofertas teóricas que buscan una solución ortodoxa al modelo –por cierto, ese mismo modelo del que luego se apartan cuando toca actuar en el sistema financiero, al que conceden apoyo estatal renunciando al libre funcionamiento del mercado-. 
Para no alargar este post simplemente enunciar cuatro preguntas: ¿se han dado cuenta de que la reducción salarial genera una deflación por caída de la demanda interna vía elasticidad de la demanda?; ¿han considerado que existe un efecto expectativas que agudizará la recesión ya que la bajada del 10% puede considerarse el precedente de reducciones posteriores por lo que disminuirá adicionalmente el consumo interno?; ¿han valorado el efecto conflicto social que las medidas propuestas van a generar y que puede afectar muy negativamente a la economía española?. Por último, ¿quiénes son los empresarios que van a crear el empleo como un acto de buena voluntad?, Díez Ferrán, Joan Rosell… Aviados vamos.

© José L. Calvo

lunes, 5 de agosto de 2013

Fútbol: la prepotencia de los ricos nunca tiene límite

Partamos de un principio: amo el deporte. Llevo veinticinco años practicando karate –Tercer Dan, de lo que estoy más orgulloso que de mi carrera docente e investigadora-, corredor de carreras populares y nadador ocasional. Adoro lo que supone de camaradería, de esfuerzo, de superación personal, de ponerte un límite y sobrepasarlo. Por eso mismo odio a los que hacen trampas y a los que lo convierten en un negocio, y sobre todo a los prepotentes. Por ello detesto al Real Madrid y al Barcelona.
No tengo nada contra el fútbol. Me encantan equipos como mi Atleti, el Betis, el Athletic de Bilbao, el Sporting de Gijón… equipos con seguidores que saben lo que es perder y ganar, que saben sufrir y disfrutar, que lo viven como una pasión. Y por eso mismo, como me ocurría en el colegio, estoy contra los abusones, contra los que desde la superioridad de su dinero maltratan al resto. Porque está claro, desde hace ya años que la Liga BBVA es una estupidez y se reduce a dos partidos: el Real Madrid/Barça y el Barça/Real Madrid. Al resto les han asignado el papel de comparsas.
Por si eso no bastaba para no tenerles ningún afecto por haber desvirtuado una competición deportiva, este verano su prepotencia ha superado todos los límites. Con seis millones de parados, con el grifo de la banca absolutamente cerrado para las empresas, con un país al límite –por mucho que diga Rajoy cuya credibilidad es menor que la del lobo de Caperucita disfrazado de abuelita- estos dos equipos se gastan millones en contratar a futbolistas que difícilmente son capaces de firmar su contrato –no hay más que ver la capacidad del mejor de todos ellos para anunciar pan de molde-.
Y mientras, como señala El Mundo en su edición de ayer, con lo que el Real Madrid va a pagar por la cláusula de Bale se podría salvar al CSIC, construir cuatro hospitales o más de 31 colegios públicos. Encima, con dinero prestado, es decir, con ese crédito que el gobierno es incapaz de hacer fluir.
Lo peor de todo ello es que muchos de esos parados, de los que en los próximos fines de semana saldrán a manifestarse por la educación y la salud pública o incluso algunos de los investigadores que reclaman que no se cierre el CSIC irán el próximo 18 de agosto a aplaudir al Bernabéu y el Camp Nou. Pan y Circo.
Si por mí fuera mandaría a las vacas de los proyectos del CSIC a pastar en sus estadios. 
© José L. Calvo, 2013