jueves, 24 de noviembre de 2011

Por qué el actual sistema de pensiones español está en peligro

A la hora de diseñar un sistemas de pensiones público como el que tenemos en España se pueden adoptar diferentes sistemas que se mueven entre los dos extremos representados por el de capitalización y el de reparto o contributivo.

El sistema de capitalización es como tener una hucha. Uno va poniendo dinero en ella todos los meses a lo largo de su vida laboral. Ese dinero lo invierte y tiene una rentabilidad. Y cuando llega el momento de la jubilación rompe la hucha, coge el dinero y se lo gasta en su nueva vida como pensionista. Este no es el sistema español.

Nuestro sistema es el denominado contributivo. En él los que estamos trabajando ponemos el dinero para que se paguen las pensiones –y de paso el seguro de desempleo-. Es como si en mitad de la plaza de un pueblo pusiésemos un gran caldero: los que trabajan van depositando en él parte del dinero que ganan; los pensionistas y parados van retirando en función de lo que les dice el "alcalde" que pueden sacar.

Varias consecuencias se derivan del sistema español: en primer lugar que lo que uno saca no depende de lo que ha puesto en el pasado, sino de lo que tiene el caldero en la actualidad. Es decir, que eso que escuchamos muchas veces de que “yo ya pagué para tener hoy una pensión” es falso. Pagó las pensiones de los que estaban jubilados cuando usted cotizaba. Es lo que se denomina un modelo de solidaridad intergeneracional; en segundo lugar, que la cosa se complica cuando cada vez son menos los que “llenan” el caldero (los que trabajan) y más los que “sacan” del caldero (pensionistas y jubilados). No hay que ser un genio para darse cuenta de que si se saca más de los que se mete el caldero se irá vaciando poco a poco y pasará algo muy poco solidario: que no quedará para los que ahora estamos pagando. Finalmente, y para no aburrir, que el “alcalde” (llámese José Luis o Mariano) haría bien en no prometer subidas de las pensiones sin contar con los que ponemos el dinero. Y que los que “sacan” no deberían estar todo el día reclamando subidas de su pensión. Porque tanto las promesas como las demandas vamos a pagarlas siempre los mismos: esos que trabajamos hoy y que tenemos bastante claro que cuando nos llegue la jubilación el caldero estará prácticamente vacío. Solidarios sí, pero sin achuchar.

© José L. Calvo y José A. Martínez

Desmitificando para empezar

La palabra economía procede del griego, y significa el gobierno de la casa. Así nació está profesión y así, a nuestro juicio, debe continuar: clara, sencilla y comprensible.

Nada de grandes palabros que solo sirven para que parezcamos más listos de lo que realmente somos y que decimos cosas más relevantes de las simplezas que muchas veces se escuchan en foros y tertulias. Este es el primer principio de este blog: los posts habrán de ser claros e inteligibles por todo el mundo.

La otra gran crítica a nuestra "ciencia" es que elabora modelos muy complejos que sin embargo no sirven para nada más que para predecir el pasado. Vale, aceptamos nuestra parte de culpa. Pero, justamente por ese motivo, queremos que este blog sea didáctico y sirva para entender la economía desde una perspectiva aplicada al día a día.

Y finalmente, también somos criticados por hacer largos discursos (sin llegar a Fidel Castro). Nuestro último criterio: la concisión.

Esperamos que disfruten con este blog tanto como nosotros al escribirlo.

©José A. Martínez y José L. Calvo