jueves, 20 de marzo de 2014

Reforma fiscal. Un traje a medida

Una de las cosas que mejor saben hacer los periodistas es inventarse titulares. Por eso ha sonado tan bien  la presentación que han hecho de la reforma fiscal propuesta por un grupo de sabios. Para empezar, en el mundo académico de la economía en España no hay muchos sabios que digamos, más bien bastantes listillos. Pero en segundo lugar, no parece ser muy sabio quien al cabo de unos días admite que han elaborado un Informe según las directrices que le han marcado desde Bruselas y el FMI. Vamos, que para eso podíamos haber consultado qué quieren las señoras Merkel y Lagarde y nos habíamos evitado meses de reuniones de sabios.
Pero vayamos a la reforma fiscal propiamente dicha. Sin entrar en un análisis en profundidad –no soy especialista en Hacienda Pública- salta a la vista que la reforma propuesta está diseñada para favorecer a los ricos y hacer caer el peso de la crisis más aún sobre la clase media. Algunos ejemplos: no se toca la fiscalidad de las SICAV –al 1%- donde tienen su dinero todos los pudientes del país –Amancio Ortega, los Botín, las Koplowitz, etc.-; se propone eliminar el Impuesto de Patrimonio –que nuevamente favorece a los más ricos- y sin embargo se introduce en el IRPF el alquiler imputado, es decir, la tributación por la propiedad de la vivienda habitual más allá del IBI. Es decir, y por poner un ejemplo, una persona que posea diez casas no tributaría por nueve de ellas, en Patrimonio, y tan solo lo haría por aquella en la que vive; mientras que alguien cuya única posesión es su vivienda habitual tributará por ella. Además, se propone reducir el tipo máximo del IRPF hasta el 50%, en una nueva propuesta favorable a las rentas más altas.
La otra gran línea de actuación es la sustitución de cotizaciones sociales por impuestos indirectos (IVA). El “sabio” profesor Lagares se atreve a decir públicamente que los impuestos indirectos son progresivos y se queda tan tranquilo. Como todo alumno que quiere aprobar cualquier asignatura de primero de Economía o ADE sabe, los impuestos directos son progresivos, mientras que los indirectos son regresivos. Por una cuestión muy sencilla: en los impuestos directos se paga por los ingresos, bajo el principio de quien gana más paga más, mientras que en los indirectos se paga por el consumo, es decir, quien consume más paga más. Supongamos dos individuos, uno ingresa 500.000€ anuales y el otro 25.000€. El primero pagaría en IRPF en la actualidad el 52% (260.00€), y el segundo el 28% (7.000€). Consideremos que ambos gastan en consumo 20.000€/año (todos comemos, nos vestimos, pagamos la luz, el agua…). Al tipo medio del 21% de IVA ambos pagarían 4.200€. Es decir, el rico pagaría el 0,84% de su renta en impuestos indirectos mientras que el segundo el 16,8%. Muy progresista.
Finalmente, la propuesta que más sensata, la eliminación de duplicidades, triplicidades, etc. impositivas entre ayuntamientos, CC.AA. y estado central ya ha quedado claro que quedará a voluntad de los políticos, es decir, en aguas de borrajas. 
En definitiva, una propuesta de Reforma Fiscal ajustada a la ideología del gobierno y a las directrices de Alemania y el FMI; que sigue la línea de incrementar la presión fiscal sobre las clases medias y dejar prácticamente sin imposición a los más ricos; y que no acomete el verdadero problema de la imposición en España: su complejidad y, sobre todo, el fraude fiscal. Cada día estoy más contento de ser un economista normalito.

© José L. Calvo, 2014

martes, 4 de marzo de 2014

Ignorantes financieros

La declaración del Sr. Blesa ante la Audiencia el 4 de marzo de 2014 muestra hasta donde ha llegado la falta de vergüenza de los amigos del PP –en la dirección de CajaMadrid le puso Esperanza Aguirre y es íntimo del Sr. Aznar y su familia como muestran sus e-mails-. Según El País Blesa declaró que “un cliente minorista o un jubilado que cobra su pensión no es un ignorante financiero”, o según otras fuentes “los pensionistas no tienen por qué seres ignorantes financieros”. Si bien en teoría esto puede ser cierto, algunos hechos hacen que su comentario sea más una boutarde que una realidad.
En primer lugar, la gran mayoría de los pensionistas que tenían depositados sus ahorros y pensiones en las Cajas de Ahorro no son financieros jubilados como José Ignacio Goirigolzarri –actual presidente de Bankia y jubilado del BBVA con una pensión de 67,8 millones de euros-. Muy por el contrario, son pensionistas que no suelen alcanzar la pensión máxima y, desde luego, no tienen una formación financiera suficiente como para conocer lo que es un bono basura. A todos ellos se les vendieron preferentes argumentando que eran renta fija cuando estos productos perpetuos son muy similares a las acciones. Una cuestión muy diferente se estaría discutiendo si en vez de hacerles la oferta preferentes/renta fija se les hubiese hecho la propuesta preferentes/acciones.
En segundo lugar, no todos los 300.000 clientes que  Bankia llegó a tener afectados por los productos vendidos por Caja Madrid y Bancaja son pensionistas. Ha habido casos de niños, personas con deficiencias mentales, analfabetos… Afirmar que estos clientes “son responsables de lo que firmaban, de lo que leían o no leían” es nuevamente una forma de ofensa en lugar de defensa.
Por último, y para no extenderme, antes he dicho que la gran mayoría de los clientes de CajaMadrid no tenían cultura financiera para enfrentarse a bonos basura. Porque así es como  Moody’s calificó las preferentes de Caja Madrid en mitad de su comercialización, en junio de 2009. Moody’s especificaba que las preferentes con nota Ba2 “son propias de inversores especuladores”. Nuevamente un perfil que nada tiene que ver con el depositante de CajaMadrid.
No obstante, yo sí estoy de acuerdo en que en el sector financiero español había auténticos analfabetos financieros: los rectores de las Cajas de Ahorros, nombrados como recordarán, de todo el espectro político y sindical. Esos politiquillos de tres al cuarto han arruinado las Cajas de Ahorros y provocado una crisis que ha generado un terrible sufrimiento en la sociedad española. Esperemos que la justicia haga que todos paguen por ello. Si no, habrá que suscribir los gritos que se escuchaban ayer a las puertas de la Audiencia.

© José L. Calvo, 2014