martes, 22 de diciembre de 2015

20D. El sueño de Milton Friedman

Desde la más pura ortodoxia económica lo mejor que puede suceder en un mercado es la competencia perfecta. Para aquellos que no recuerden sus características, la más importante es que hay un gran número de empresas que no pueden influir en el precio ya que ninguna tiene una demanda propia. Eso permite que compitan entre ellas para ofrecer la mayor/mejor cantidad/calidad del producto al menor precio. Todo esto redunda en beneficio de los consumidores, que incrementan su bienestar en relación a otro tipo de mercados como el monopolio o el oligopolio.
Esta es la doctrina que defienden los ultraliberales, los defensores a ultranza de los mercados, los que consideran que estos se autorregulan y es innecesaria la intervención del estado. Milton Friedman fue su adalid y la Escuela de Chicago su Camelot. Y lo que en España defiende la rama más a la derecha del PP, los según ellos liberales.
Por eso sorprende tanto verles lamentarse por los resultados del 20D. Las elecciones del domingo han introducido, por primera vez en la historia de la democracia española, competencia en el mercado político. No es competencia perfecta, pero es un oligopolio a cuatro complementado con pequeñas formaciones que tendrán gran influencia. Si es lo que los teóricos de la economía más liberales han defendido siempre para el mercado laboral, financiero, etc. ¿por qué no para el político?
¿Cuál debería ser el resultado de esta nueva situación? Por lo menos dos mejoras que todo mercado desea: en primer lugar se impone la negociación. A partir de ahora se abre un nuevo camino no explorado en nuestro país, donde los partidos tendrán que hablar, dialogar y llegar a acuerdos. Ya no podrá haber una nueva ley de educación, energía, etc. cada vez que uno de los dos grandes llegue al poder. Deberá haber leyes de y para todos los españoles, de consenso, como se hizo en los inicios de nuestra democracia –esa Transición que ahora recupera Pablo Iglesias pero sin pedir perdón a los que ofendió-; en segundo lugar, y en la más pura tradición de la Teoría Económica, el poder pasa de los partidos a los votantes. Van a ser los ciudadanos los que van a imponer su criterio y no los partidos con ese voto que se ha demostrado que es altamente volátil desde la derecha a la izquierda. Se acabó hacer promesas sabiendo que luego no se van a cumplir. Cada propuesta electoral no cumplida, cualquier acción que el electorado considere inapropiada supondrá un durísimo castigo en las urnas e, incluso, la desaparición del espectro político –que se lo pregunten a UPYD o Izquierda Unida-.
Un último dato importante que se puede extraer del 20D: se ha producido un cambio generacional. La generación de la Transición, los que vivimos como jóvenes revolucionarios los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia estamos o bien jubilados o bien próximos a ella. Si eso pasa en la vida laboral, es hora de que suceda también en la política. Ha llegado la hora de dejar paso a los jóvenes, a los menores de 50, para que diseñen su propio futuro. Nosotros podemos ayudar con nuestras ideas y experiencia, debemos estar ahí para defender nuestros principios e ideología, pero el futuro no es nuestro, es de ellos. Por eso, adiós Sr Rajoy, váyase Sr. González. Bienvenidos Sra. Saénz de Santamaría, Sr. Iglesias o Sr. Rivera. Esperemos que ustedes, que ya nacieron en democracia, sean más dialogantes que sus predecesores políticos.
© José L. Calvo, 2015  


lunes, 14 de diciembre de 2015

Voto indeciso. La segmentación del mercado electoral

Hemos llegado a la última semana de campaña electoral con un porcentaje de indecisos nunca visto en la democracia española: el 41,6% de los votantes no tiene decidido aún a quién va a votar. Esto quiere decir que cualquier sondeo que se publique no sirve para nada, porque prácticamente la mitad de los españoles o no sabemos o no queremos decir cuál será nuestro voto.
Una explicación a este alto porcentaje de indecisos puede encontrarse en la segmentación del mercado electoral que los partidos políticos –vieja y nueva casta- han establecido, dejando fuera de su objetivo a un amplio grupo socioeconómico. Veámoslo con algo de detalle.
El PP apuesta por la estabilidad. Su lema electoral: España en serio es justamente un llamamiento a la parte más taciturna de la población española y se dirige a un electoral mayor,  de clase media-baja y fundamentalmente rural. Su caladero de votos son los jubilados. Por supuesto tiene entre sus votantes fieles a la clase media-alta de las ciudades, pero no son tantos como parecen –que se lo pregunten a Esperanza Aguirre-. No es una oferta atrayente para los jóvenes, que por naturaleza no deben ser “serios como Mariano”, ni para la clase media urbana con una edad inferior a los 65 años, que tiene sus orígenes en el babyboom y en la Movida –ya sea madrileña, barcelonesa o de Vigo, que también las hubo- y sabe de la seriedad del PP.
Podemos dirige sus discurso a los jóvenes urbanos menores de 45 años. No hay más que ver a sus candidatos y su cartel de campaña, en donde no aparece nadie que supere esa edad, e incluso su estética, donde un traje, una corbata o un buen corte de pelo son anatema. Si bien han intentado lanzar un guiño a la generación de la Transición, su mensaje llega tarde y suena a falso. Sus arengas –no son discursos- tratan de recordar a los de los grandes líderes de la izquierda. Están muy bien para aquellos que solo conocen al Che por las camisetas, pero su mensaje tiene de izquierda real lo justo –¡recuerdan tanto el discurso de Felipe González al que tanto critican! Mucha palabra, poco fondo-. El mundo rural para Podemos no existe –salvo para lanzar mensajes ecologistas o antitaurinos-.
Ciudadanos se dirige a la clase media urbana también menor de 45 años. Son otros que desconocen o no han sabido llegar al voto rural, ni a los jubilados, ni por supuesto a esa generación que supera los 45 años pero no ha llegado a la jubilación. Como recordarán, Riverra propuso que sus candidatos fueran personas nacidas en democracia (después de 1978). Su diferencia con Podemos es ideológica, pero el share de edad y localización es el mismo.
El PSOE vive en la desorientación. Trata de mantener lo que ha sido su caladero de votos tradicional –clase media baja urbana + medio rural del sur de España- y disputar el voto urbano a Ciudadanos y Podemos-. El problema es que ya no sirve un mensaje que se dirige a todos y a ninguno: Un futuro para la mayoría. Susana Díaz debe tener billete en el AVE para el día 21.
De IU prefiero no hablar. Abandonó el lugar de la izquierda –la calle- y se lanzó a una política de sillón pensando que nunca le iba a pasar factura. El 15 M primero y Podemos después demostraron su error. Necesita una catarsis que deberá llegar después de las elecciones.
Si se fijan en esta somera descripción, hay un colectivo al que nadie se dirige: clase media urbana, profesional, mayor de 45 años y menor de 65 ideológicamente de izquierdas. Este grupo no queremos votar ni al PP ni a Ciudadanos por motivos ideológicos; estamos hartos de votar al PSOE y ver cómo este último sacrifica su ideología por gobernar o de desperdiciar nuestro voto en IU; y desde luego no vamos a votar a Podemos que directamente nos desprecia –recordemos lo del viejo progre gruñón con la banderita roja-. Si tenemos en cuenta que el grupo de edad representa casi la cuarta parte de la población española y de ellos supongamos que el 60% somos de izquierdas –por nuestra historia más que nada; porque vivimos la Transición en directo; porque nuestra música fue y es la de la Movida, porque muchos de nosotros son más progresistas que sus hijos, etc.- estamos hablando ya de un 15% de indecisos.
Decidiremos a última hora bajo el lema que ha dominado las elecciones en España: que gobierne el menos malo.
© José L. Calvo

lunes, 7 de diciembre de 2015

Matemáticas para dummies políticos

El 20 de diciembre se acerca y cada día surgen nuevas propuestas. O viejas ideas, como la que viene repitiendo hasta la saciedad el PP desde las elecciones municipales del 24M que perdió:  debe gobernar la lista más votada, evitando así los pactos entre perdedores.
Desconozco si en el partido de la derecha no hay matemáticos –y de paso en el resto que no les rectifican esa afirmación-, son todos unos dummies o bien tratan de engañar a los españoles con algo que suena bien pero que es una absoluta estupidez. Su afirmación es lo que, en Economía del Comportamiento y en Psicología Social se denomina la falacia de la tasa base. Veamos cómo funciona con un ejemplo de reducción al absurdo.
En el pueblo de Candidatos hay 100 votantes y 49 candidaturas distintas, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. El 20D, día de las elecciones, la mitad de la población no va a votar y se abstiene. Ejercen su derecho a voto, por lo tanto, 50 personas. 48 candidatos reciben 1 voto mientras que 1 candidato –llamémosle Mariano- obtiene los otros 2 votos restantes. Según la teoría que defiende el PP Mariano debería gobernar aunque solo tiene el 4% de los votos emitidos y el 2% de los votos posibles; y siguiendo su lógica un acuerdo entre el resto de los candidatos –que le tienen una manía a Mariano que no le pueden ver-, que representarían el 96% de los votos emitidos y el 98% de los votos posibles sería un “pacto entre perdedores”. Una lógica aplastante la de los líderes del PP.
¿De dónde surge la irracionalidad de este planteamiento? Como ya he dicho, de considerar una tasa base incorrecta. Los Sres del PP no tienen en cuenta otra posibilidad que el bipartidismo. Y desde ese planteamiento parece sensato que quien gane las elecciones sea quien gobierne. Pero la alternancia PP/PSOE es historia -¡por fin!- y los pactos pueden dar combinaciones de partidos que han obtenido muchos más votos que el teórico ganador. Ya lo vimos en Madrid y en muchos de los ayuntamientos constituidos tras el 24M.  Esos pactos no son de perdedores sino de suma ganadora.
¡Menos mal que a estos ya no les pilla la reforma educativa! Si no, no aprobaba ninguno.
© José L. Calvo, 2015

lunes, 30 de noviembre de 2015

La lotería de Navidad. El “gordo” sale el 20 D

Se acercan las Navidades y como todos los años toca comprar lotería. En mi caso lo hago por pura envidia, porque me sentiría fatal si les tocase a aquellos que me rodean y a mí no. Por eso compro en la Facultad, el gimnasio, intercambio con la familia, etc. No vuelvo a jugar el resto del año.
Pero esta vez se ha colado otro sorteo: el del 20 de diciembre. En este caso son los políticos los que ofrecen los premios –hacerlos realidad ya es otro cantar, porque de promesas incumplidas está la democracia española llena-. Y las propuestas son de lo más variopintas: el PP ofrece bajar todos los impuestos; el PSOE hoy se concentra en la lucha contra la pobreza; C’s invita a racionalizar la vida política y económica del país con pactos todavía no se sabe con quién –menos el PNV, supongo que porque les tiene manía- y de Podemos no hablo porque cada día propone una cosa y su contraria.
Yo, como procedo del lado racional de la Economía, no entiendo nada. Como ya he dicho, el PP ofrece bajar unos impuestos que él mismo subió, así que nos devuelve a la casilla de salida; de paso se olvida del déficit, de la deuda pública y de las políticas de ajuste sin haber terminado el trabajo. Mucho me temo que la UE le va a decir que prometa menos y haga más... recortes.
El PSOE ve ahora los problemas de la sociedad que en sus sucesivos gobiernos nunca resolvió. Ha tenido tiempo y legislaturas para luchar contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Y si no lo hizo antes, ¿por qué habríamos de creerles ahora? ¿Quieren un voto de confianza para hacer políticas que ya propusieron y que luego no cumplieron? Sería más sensato prometer menos pero cumplir algo.
Por último, y para no extenderme, hay una propuesta de la pseudoizquierda –en estos momentos ya no sé si Podemos es de izquierdas, socialdemócrata, demócrata-cristiano o como dice Garzón la UCD- que me gustaría analizar: la banca pública –que también ofrecen IU y la CUP y que prometió la Sra. Carmena-.
Cuando uno hace una propuesta lo primero, lo serio, es analizar su viabilidad técnica, que en este caso es... prácticamente ninguna. Para crear un banco en la UE es preciso un protocolo, correspondiendo autorizarlo al BCE. Aunque nuestros grandes politólogos se sorprendan, no lo creas porque vayas a Frankfurt y digas “buenas, que soy fulanito/político y quiero crear un banco”.
Pero lo más importante, lo que nunca se discute en esas propuestas de banco público es que éste, como todas las instituciones sujetas a contabilidad, tiene un debe y un haber. O dicho de otra forma, un banco público puede prestar, pero para ello necesita obtener ingresos. Y ¿de dónde vendrían esos ingresos? De los depositantes. Es decir, que para que un banco público pudiese prestar al ayuntamiento de Madrid, concediese ayudas sociales, financiase hipotecas para gente con problemas, etc. primero debería obtener depósitos. Y es aquí donde surgen los problemas ¿depositaría usted su nómina o los ingresos de toda su vida en un banco cuyos directivos han sido elegidos por la Sra. Carmena, los Srs. Garzón, Iglesias o Baños? Los míos desde luego que no. Así que otro brindis al sol.
Cada vez que veo a nuestros políticos en los Telediarios –procuro hacerlo lo menos posible para no perjudicar mi salud mental- me recuerdan a las ferias de cuando era pequeño. Y me imagino a todos ellos –sin excepción- gritando a los cuatro vientos desde su tómbola aquello de ¡qué alegría, que alboroto, otro perrito piloto!.

© José L. Calvo, 2015 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Europa en guerra. Y no es matar marcianitos

Mi familia no son gente normal, de otra época y corte moral. Que resuelven sus problemas de forma natural. Para qué discutir si puedes pelear.
Feo, fuerte y formal. Loquillo

Las TICS han revolucionado el mundo occidental. No ya solo han modificado nuestros protocolos de trabajo, mejorado nuestra productividad… también han cambiado nuestra forma de comunicarnos y de existir. De hecho han creado dos segmentos de población perfectamente diferenciados: los analógicos y los digitales. Los primeros, por encima de la cuarentena, nacimos en un mundo donde las TICs no existían y hemos debido adaptarnos a ellas; los segundos son nativos digitales.
Los analógicos vivimos nuestra infancia y juventud en tiempo real. Podías meterte con el gordo de clase, pero cuidado que no te pillase en el patio o en gimnasia y se sentase encima; si jugabas mal al fútbol nunca serías elegido y tu máxima aspiración era estar en la “repesca” o ser portero; y teníamos que enfrentarnos al matón de la clase, ese tipejo que por ser más grande –normalmente porque repetía un año y otro, y otro…- o por ser más agresivo abusaba del resto de compañeros y trataba de hacernos la vida imposible. Si además, como yo, tenías las orejas de soplillo entonces tus enemigos se multiplicaban y la única forma de poner algo de orden era enfrentarte a cara de perro.
Los digitales viven en un mundo virtual. Ya es posible decirle de todo al gordo en la impunidad que dan las redes sociales; jugar al fútbol como Messi con la Play; golpear a todos los matones que se les pongan delante con su joystick o incluso jugar a que son el más chulo y más malo de la clase con Grand Theft Auto.
A esa segmentación analógico/digital se une en nuestro país otra tan importante como ella y que coincide prácticamente: los que vivimos los estertores del régimen fascista; y los que nacieron en la democracia. Porque hay algo muy importante que aclarar: el régimen de Franco no desapareció en 1975. Durante prácticamente una década el franquismo trató de reconquistar el poder –el golpe de Tejero fue solo uno de los muchos planeados-. A ello hay que sumar una organización terrorista que mataba a población civil -¿recuerdan el atentado de Hipercor?-. Hubo que luchar una a una las libertades, con muertos en la calle. De eso nada saben esos jóvenes que nacieron en democracia, que han disfrutado de las libertades sin lucharlas. Por eso deberían mostrar más respeto y ser más discretos.  
Europa está en guerra. Los yihadistas no solo han atacado París sino que nos han amenazado a todos los ciudadanos europeos. Y es una guerra analógica, real, no virtual. Los 132 muertos podrán seguir con su perfil en Facebook, mandaremos miles de twitts expresando nuestro dolor y solidaridad, pero lo que es real es que sus seres queridos no podrán abrazarles nunca más, que no volverán a sonreír. Ningún ordenador les devolverá la vida. 
Sé que hay muertos diarios en Siria, en Irak, en Turquía o Malí. Que los gobiernos occidentales han cometido múltiples errores. Que hay empresas que aprovechan estas guerras para obtener pingües beneficios. Pero eso no justifica, en ningún lugar ni en ningún momento, que unos asesinos se paseen por las calles de París, o de cualquier otro lugar, matando.
El abusón de clase ha vuelto. Y no entiende de diálogos. Como bien sabemos los analógicos, la única forma de vencerle es ser más listo y más fuerte; o que el profesor lo expulse. Como no se acaba con él, desde luego, es sentado en el sofá matando yihadistas en la pantalla del televisor; ni diciendo que hay que dialogar, porque no atiende a razones. Y si realmente creen que esa es la vía, yo me comprometo a crear un crowfunding para fletar un avión que lleve a los Sres. Iglesias y Garzón y a la Sra. Carmena a Siria a negociar en persona con DAESH. Seguro que les reciben con salvas… de artillería.
Por mi parte, ya lo dice Loquillo o la propia Marsellesa: a las armas ciudadanos; formad los batallones.
© José L. Calvo, 2015

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Investigar en España. Una lucha contra la Burrocracia

Como ya he dicho otras veces, me encanta dirigir tesis. Aprendo y profundizo en temas que de otra manera ni siquiera habría pensado en investigar. Además, me permite trabajar con personas que le aportan pasión a una universidad en la que la repetición de la misma materia durante años y años deprecia el capital humano hasta casi agotarlo. Es para mí una forma de reciclaje, de sentirme vivo, de seguir aprendiendo.
Una vez realizado el trabajo de investigación, corregidas las formas –para las que también existen innumerables normas-, extraídas las conclusiones y las posteriores líneas de investigación, nos enfrentamos el doctorando y yo con el verdadero problema: la burocracia. Hay que pasar los trámites. Les adjunto la lista de los 16 impresos que hay que presentar para que una tesis pueda ser leída con Mención Europea.
1. Presentación y depósito de tesis
2. Nombramiento del tribunal
3 a 5. Informe de idoneidad miembros titulares del tribunal
6 y 7. Informe de idoneidad suplentes del tribunal.
8. Archivo y difusión de tesis en el Repositorio institucional de la UNED 
9. Solicitud de mención europea
10 y 11. Informes de valoración de tesis doctoral para mención europea profesores extranjeros
12. Informe de estancia en una universidad europea
13. Artículo
14. Summary
15. Pantallazo de la revista donde se ha publicado el artículo
16. Certificado de estar al corriente de pago de la tutela de la tesis 
Por si esto fuera poco, además tiene que pasar por las siguientes personas y comisiones: Comisión de Doctorado del Departamento; Vicedecana de Investigación; Decano de la Facultad, Comisión de Doctorado de la Universidad.
Creo que con esto está dicho todo. ¿De verdad creen que se pueden dirigir tesis con esta burrocracia? Esto no es que desaliente. Esto agota.
© José L. Calvo, 2015 

lunes, 9 de noviembre de 2015

Enseñanza: una respuesta freakonómica a José Antonio Marina

“Por cada persona inteligente que se molesta en crear un esquema de incentivos, existe un ejército de gente, inteligente o no, que inevitablemente invertirá incluso más tiempo en burlarlos”
Freakonomics, página 34

Una de las características de nuestro país es que cada cierto tiempo aparece un salvapatrias con una idea que revoluciona algún sector. En las últimas semanas le ha tocado a la Enseñanza y el artífice de su revolución es el Dr. José Antonio Marina, pedagogo y filósofo, que ha propuesto introducir incentivos económicos para diferenciar a los buenos profesores de los malos. Pero como ocurre casi siempre, cuando uno habla de lo que no sabe suele meter la pata, y mucho.
Los incentivos son a los economistas como el cortar a los cirujanos. Son nuestra herramienta de trabajo más importante. Por eso los analizamos y cuidamos con tanto mimo. Y por ello  sabemos que su mala utilización puede dar origen a graves problemas. Analicemos la propuesta del profesor Marina.
En primer lugar el Dr. Marina debería diferenciar enseñanza y educación. La misión de los profesores es enseñar, no educar –como dice mi chica, educados tienen que venir de casa-. Enseñar es transmitir conocimientos y técnicas para mejorar las capacidades; educar es, como dice la RAE
en su segunda acepción, “desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos”. Para que se entienda, los profesores de contabilidad enseñan las técnicas contables, cómo anotar en el debe y el haber; cómo las aplican el Sr. Bárcenas y los otros tesoreros del PP depende de su educación.
En segundo lugar, como señalan Dubner y  Levitt en su libro Freakonomics, existen tres tipos de incentivos: económicos, sociales y morales. Para que quede claro nuevamente, no robamos porque consideramos que es moralmente detestable; porque si nos descubren incurriríamos en el desprecio y aislamiento social y, finalmente, porque lo menos que nos puede pasar es que nos multen.  Por eso mismo, cuando se diseña un sistema de incentivos hay que tener en cuenta los tres, y no tan solo los económicos. Recomiendo al profesor Medina una lectura detallada del capítulo  ¿qué tienen en común un maestro de escuela y un luchador de sumo? para que constate cómo una mala definición de los incentivos económicos puede llevar a resultados inversos a los deseados –los ejemplos de los padres de una guardería de Israel, de los luchadores de sumo y de la red de Escuelas Públicas de Chicago (CPS) son magníficos-. 
De hecho el caso del CPS es justamente un ejemplo de lo que propone el pedagogo Marina. En esa ciudad se estableció un sistema de incentivos económicos para los profesores –que llegaban a los $25.000 anuales en caso de ser favorables y al despido si eran desfavorables- en función de las notas de sus alumnos en los exámenes estatales anuales estandarizados de escuelas de primaria y secundaria. El resultado puede comprobarse en el capítulo citado: los incentivos fueron eliminados al demostrarse que 1 de cada 3 profesores engañaban para que las notas fueran muy superiores a las que realmente obtenían. Algo que no debería extrañarnos en la Universidad dada las redes que se crean para citarse entre autores de artículos académicos con el fin de obtener reconocimiento y sexenios de la ANECA –este no es un fenómeno solo de España, ya ha sido denunciado por numerosos profesores estadounidense, por ejemplo-.
Finalmente, y como no creo que deba hacerse una crítica sin realizar una propuesta, ahí va la mía, apoyada en los tres tipos de incentivos. Lo primero, lo más fundamental, es dignificar la profesión de docente. Y para eso hay que reconocerle su papel fundamental en la sociedad como portadores de conocimientos y ser tratados con respeto, especialmente por los padres que deben asumir su función de educadores y no descargarla sobre los profesores. Y desde luego no ayudan mentiras como las que publican algunos periódicos sensacionalistas. A continuación es también muy importante dar un incentivo moral, haciendo que se sientan honrados y felices de realizar su labor –que en la gran mayoría de los casos es vocacional-. Mis compañeros que eligieron el banco ya están jubilados y cobraban mucho más que yo. Es preciso fomentar la creatividad y reducir la burocracia; abolir esa división cada día más acusada entre los que se consideran directivos y los obreros de mono azul en que nos están tratando de convertir.  Finalmente, y solo tras esos incentivos sociales y morales, podría discutirse la utilización de incentivos económicos.
Le queda mucho camino por andar, profesor Marina, para menos de un mes de legislatura.
© José L. Calvo, 2015

jueves, 29 de octubre de 2015

DORNA y el circo romano

Soy motero. Llevo más de 30 años encima de una moto. La primera fue una OSSA Copa y la actual es una Honda VT750. Entre ellas he conducido una Suzuki, una Moto Guzzi e incluso otra italiana cuya marca no recuerdo. He hecho moto de campo y de carretera. He visto correr a Ángel Nieto, ganar a Checa en el Jarama, estuve en la inauguración del Circuit de Valencia y en otros muchos más. Así que no es fácil que un tipo con cara de chupatintas me convenza de que Rossi no le dio una patada a Márquez. Los hechos y las imágenes están ahí y son indiscutibles.
Como saben los que me conocen, no rehúyo una pelea, menos si es dialéctica. Pasé los veranos de mi juventud en un pueblo donde todos los fines de semana había bronca. Soy miembro de un Departamento, Teoría Económica, en el que las discusiones estaban en el orden del día de las reuniones –la edad parece habernos civilizado-. Pero siempre me ha guiado un principio: con el pan y la vida de los demás no se juega. 
Por ese motivo no encuentro explicación ni a lo que hizo Valentino ni a la actitud de Dorna, Telecinco o Movistar. ¿Cómo puede mentir tan descaradamente la empresa que gestiona los intereses económicos del mundial de motociclismo? ¿Cómo se puede comprender que Telecinco y Movistar den primero una versión light –los comentarios en directo de Ángel Nieto y el futbolero fueron patéticos-, luego otra admitiendo la patada y posteriormente rectifiquen? Es obvio que el dinero es la respuesta. El problema es que, desde mi punto de vista, se han dejado llevar por una visión cortoplacista, sin tener en cuenta los efectos a largo plazo. Han generado un enfrentamiento innecesario que actúa en contra de sus propios intereses futuros. Analicémoslo con un enfoque económico.
La primera pregunta es sencilla: ¿cuántos años le quedan a Rossi en el mundial? Como mucho el que viene, que tendrá 37 años. A partir de 2017 lo único que hará, si permanece, será arrastrarse por los circuitos como ya hizo su gran defensor Ángel Nieto, y sus ingresos por merchandising no harán más que caer en picado.
En segundo lugar, han creado una víctima, Rossi, y un verdugo, Márquez. Pero mientras que el primero es el pasado, el segundo es el futuro. Dorna ha apostado por defender los intereses del pasado. Y eso sin hablar de que se ignora a Lorenzo, otra apuesta de futuro, que puede ser campeón del mundo en Valencia y ha quedado absolutamente oscurecido. Con esta polémica es muy posible que los ingresos de los seguidores de Valentino se mantengan a corto plazo, pero es seguro que los de Marc y Jorge disminuirán, al haber creado un monstruo e ignorar a un campeón.
Por último, han desvirtuado completamente el mundial de motociclismo que ya no volverá a ser el mismo. Los moteros nos vanagloriábamos de un deporte en el que solo existen rivales, no enemigos; en el que todos los corredores son aplaudidos, hasta el último –nunca he visto pitar a ningún piloto, porque todos sabemos que se juegan la vida-. Todavía recuerdo el silencia y la tristeza de Cheste en el gran premio tras la muerte de Simoncelli. Eso ya nunca volverá a producirse. Dorna ha convertido la rivalidad en un enfrentamiento incluso entre países; hemos pasado de pilotos a gladiadores en busca del beneficio económico. Ha convertido los circuitos en Circos Romanos.
El año que viene Dorna debería dar a los pilotos una lanza y un escudo. Así podrían derribarse durante la carrera al más puro estilo Ben-Hur. Y que el público, ese que verá las motos desde su móvil aunque esté en el circuito, decida, como hacían los romanos, la vida o la muerte de los pilotos con un movimiento del pulgar.

No me esperen más en el mundial de motociclismo. Me paso a las Superbikes y el campeonato de motos eléctricas. Con mi dinero no se patea impunemente.
© José L. Calvo, 2015

lunes, 26 de octubre de 2015

Pedro Sánchez y la prostitución

Entramos en precampaña electoral y todos los partidos políticos comienzan a lanzar sus propuestas electorales. No entraré a discutir los programas económicos –tiempo habrá de analizar las cartas a los Reyes Magos- pero me gustaría hablar de una de las ya hechas firme por el candidato de la pseudo-izquierda Pedro Sánchez: la eliminación de burdeles y locales de alterne.
La prostitución es un tema muy delicado, que pone las emociones a flor de piel. En ello influyen varios factores: en primer lugar porque existe una identificación entre prostitución/trata de blancas/explotación de las mujeres. Y si bien es cierto que una parte muy importante del mercado está dominado por el lado ilegal, también es cierto que esto no siempre ha sido así: las prostitutas en la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, tienen un papel fundamental; formaban parte de la intendencia de los ejércitos; han regido países como Madame Pompadour y fueron las responsables de la iniciación sexual de generaciones. De hecho la prostitución fue una profesión respetable hasta la segunda mitad del siglo XX –existen todavía casas Madrid cuya estructura refleja que eran casas de lenocinio, las habitaciones para la prostitución delante, las viviendas de las prostitutas detrás-; en segundo lugar hay una máxima no escrita por la que el sexo no es comercializable. Nunca he entendido por qué el que una mujer o un hombre aproveche sus capacidades sexuales para obtener ingresos está mal visto, pero que baje a más de cuatro kilómetros a extraer carbón nos parece correcto –no digamos si es negro y lo que extrae es el coltán de nuestros móviles, tabletas u ordenadores-. Pero lo que es obvio es que hay un mercado de personas que compran y venden sexo. Y ese mercado genera grandes ingresos: según el INE 3.672 millones al año; para El Economista 18.000 millones en 2007 dando empleo a más de 400.000 personas. Y como economistas tenemos la obligación de analizarlo con un enfoque económico que diría G. Becker.
Aunque el Sr. Sánchez lo desconozca, la cuestión de la prostitución ha sido analizada en múltiples estudios económicos. Por poner solo dos ejemplos le recomiendo las referencias de S. Levitt y S. Dubner Freakonomics y Superfreakonomics. El análisis es sencillo: cualquier mercado tiene dos lados: la oferta y la demanda. Por el lado de la oferta, siguiendo los planteamientos de G. Akerlof y R. Shiller –dos premios Nobel- en Phising for phools, siempre que hay una debilidad humana hay un mercado para ella, por lo que la oferta de prostitución es ilimitada y existirá siempre que haya algún demandante –legal o ilegal es la diferencia-. En consecuencia, la única posibilidad es actuar por el lado de la oferta, por lo que si se quiere erradicar la prostitución hay que actuar contundentemente contra sus clientes. Una propuesta radical sería la de cortar los genitales a alguno de ellos –no es mía, es de Levitt y Dubner creo-, lo que reduciría drásticamente la demanda.
Veamos qué sucede en el lado de la oferta. Aquí nuevamente se pueden distinguir dos mercados: un mercado ilegal, regido por proxenetas en el que se produce una explotación no deseada de la mujer/hombre. Aquí no hay discusión: ya que en él tanto los proxenetas como sus clientes están cometiendo un delito contra la libertad sexual, debe caer sobre ellos todo el peso de la ley –y cuanto más dura sea esa ley mejor-. Y luego hay un mercado legal en el que personas ofrecen voluntariamente sus servicios sexuales a cambio de una remuneración. Nadie les obliga, nadie les explota, aprovechan su cualificación en esa actividad –ya sea su belleza, sus conocimientos técnicos o su disponibilidad- y ofrecen un producto para el que existe una demanda desde que existe la humanidad. En ese mercado lo único que hay que garantizar es un funcionamiento correcto, que tengan su Seguridad Social, cumplan unos requisitos de salubridad e higiene y todos paguen sus impuestos. Y es ahí donde los clubs de alterne y los burdeles juegan un papel fundamental: al ser empresas deben pagar sus correspondientes impuestos; deben establecer una relación contractual con sus trabajadoras -que a su vez deben también cotizar a la Seguridad Social y pagar el IRPF- y deben mantener unos estándares de calidad e higiene como ocurre con restaurantes, bares, salones de masajes, fisioterapeutas o clínicas sanitarias. Eso es lo exigible en el mercado legal de la prostitución.
Así que con su propuesta “progresista” el Sr. Sánchez quiere eliminar el mercado legal y trasladar la prostitución al mercado ilegal.  El Neopuritanismo que propone introducir el PSOE quiere reimplantar la Ley Seca.
Lo realmente progresista es utilizar el sentido común. Por muchas leyes que impongan el mercado de la prostitución no va a desaparecer, sólo se sumergirá más y empeorarán las condiciones de sus trabajadoras/es. Ya puestos, el Sr. Sánchez debería centrar sus esfuerzos en perseguir a otro tipo de personajes –algunos de su partido- que atentan contra la libertad sexual de todos los españoles: los que nos roban y nos dan por c. sin que nosotros queramos.
© José L. Calvo, 2015