Se acercan las Navidades y como todos los años
toca comprar lotería. En mi caso lo hago por pura envidia, porque me sentiría
fatal si les tocase a aquellos que me rodean y a mí no. Por eso compro en la
Facultad, el gimnasio, intercambio con la familia, etc. No vuelvo a jugar el
resto del año.
Pero esta vez se ha colado otro sorteo: el del 20 de
diciembre. En este caso son los políticos los que ofrecen los
premios –hacerlos realidad ya es otro
cantar, porque de promesas incumplidas está la democracia española llena-.
Y las
propuestas son de lo más variopintas: el PP ofrece bajar todos los
impuestos; el PSOE hoy se concentra en la lucha contra la pobreza; C’s invita a
racionalizar la vida política y económica del país con pactos todavía no se
sabe con quién –menos el PNV, supongo que porque les tiene manía- y de Podemos
no hablo porque cada día propone una cosa y su contraria.
Yo, como procedo del lado racional de la Economía,
no entiendo nada. Como ya he dicho, el PP ofrece bajar unos impuestos que él
mismo subió, así que nos devuelve a la casilla de salida; de
paso se olvida del déficit, de la deuda pública y de las políticas de ajuste
sin haber terminado el trabajo. Mucho me temo que la UE le va a decir que prometa
menos y haga más... recortes.
El PSOE ve ahora los problemas de la sociedad que en sus sucesivos gobiernos nunca
resolvió. Ha tenido tiempo y legislaturas para luchar contra la pobreza, la
desigualdad y la exclusión social. Y si no lo hizo antes, ¿por qué habríamos de
creerles ahora? ¿Quieren un voto de confianza para hacer políticas que ya propusieron y
que luego no cumplieron? Sería más sensato prometer menos pero cumplir algo.
Por último, y para no extenderme, hay una
propuesta de la pseudoizquierda –en estos
momentos ya no sé si Podemos es de
izquierdas, socialdemócrata, demócrata-cristiano o como dice Garzón la UCD- que
me gustaría analizar: la banca pública –que también ofrecen
IU y la CUP y que prometió la Sra. Carmena-.
Cuando uno hace una propuesta lo primero, lo
serio, es analizar su viabilidad técnica, que
en este caso es... prácticamente ninguna. Para crear un
banco en la UE es preciso un protocolo, correspondiendo autorizarlo al
BCE. Aunque nuestros grandes politólogos se sorprendan, no lo creas porque
vayas a Frankfurt y digas “buenas, que
soy fulanito/político y quiero crear un banco”.
Pero lo más importante, lo que nunca se discute en
esas propuestas de banco público es que éste, como todas las instituciones
sujetas a contabilidad, tiene un debe
y un haber. O dicho de otra forma, un
banco público puede prestar, pero para ello necesita obtener ingresos. Y
¿de dónde vendrían esos ingresos? De los depositantes. Es decir, que para
que un banco público pudiese prestar al ayuntamiento de Madrid, concediese
ayudas sociales, financiase hipotecas para gente con problemas, etc. primero
debería obtener depósitos. Y es aquí donde surgen los problemas ¿depositaría
usted su nómina o los ingresos de toda su vida en un banco cuyos directivos han
sido elegidos por la Sra. Carmena, los Srs. Garzón, Iglesias o Baños?
Los míos desde luego que no. Así que otro brindis al sol.
Cada vez que veo a nuestros políticos en los
Telediarios –procuro hacerlo lo menos posible para no perjudicar mi salud
mental- me recuerdan a las ferias de cuando era pequeño. Y me imagino a todos
ellos –sin excepción- gritando a los cuatro vientos desde su tómbola aquello de ¡qué alegría,
que alboroto, otro perrito piloto!.
© José L.
Calvo, 2015
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