Una de las primeras propuestas que tiene sobre la mesa el nuevo gobierno de España del PP parece ser la subida de impuestos, y en concreto del IVA. El objetivo es obtener mayores ingreso y, en consecuencia, reducir el déficit. Pero algo que parecen no saber es que es posible que ese aumento tenga como resultado el efecto contrario: la disminución de la recaudación. Tres factores, al menos, juegan en ese sentido.
El primero es el efecto inmersión. Consiste simplemente en que en la medida que sube la tasa impositiva también lo hace el fraude fiscal, sumergiendo una parte mayor de la economía. La ya famosa frase de “con IVA o sin IVA” se extiende como un reguero de pólvora en las facturas. Y si una parte mayor de la economía se convierte en sumergida, la recaudación, lógicamente, disminuye.
El segundo es el efecto elasticidad. Este es uno de los conceptos de los que más orgullosos nos sentimos los microeconomistas, porque es muy fácil de entender. La elasticidad es la reacción de la cantidad demandada/ofrecida a la variación del precio, medida en porcentaje. Y si la cantidad demandada disminuye porcentualmente más que el aumento del precio –en este caso la tasa impositiva- lo que vaticina la elasticidad es que la recaudación disminuirá. Es decir, si por incremento del tipo impositivo el precio aumenta en un 10% y la demanda disminuye en un 15% la recaudación será menor (se dice que la demanda es elástica).
Por último hay un efecto psicoemocional. Esto es también muy interesante porque va en contra de lo que habitualmente se supone en Teoría Económica, y es que el consumidor es racional. Pero todos sabemos que no, que hay factores emocionales en nuestra demanda. Y un aumento del precio por incremento de la tasa impositiva puede provocar este efecto porque el producto deja de estar en nuestro radar. Sencillamente, podemos pagar 50€ por una chaqueta pero no estamos dispuestos a gastar 55, y mucho menos si ese incremento se debe a que el gobierno ha decidido aumentar el tipo impositivo y estamos ya en una situación límite, pensando que también nos van a reducir el sueldo, la pensión o que nos van a despedir. Y si el bien no se vende la recaudación es menor que cuando sí se vendía a 50€.
Por eso los que no saben de microeconomía deben ser muy cuidadosos cuando hacen propuestas como la subida de impuestos. Porque es muy posible que obtengan el resultado opuesto al que esperaban.
Un último comentario jocoso. Un economista americano –Arthur Laffer- se autoatribuyó el haber inventado una curva que explica esto y relaciona los tipos impositivos con la recaudación. Esto es una versión de lo que se conoce de toda la vida en Microeconomía como la relación elasticidad-ingreso. Lo divertido es que lo estuvo vendiendo durante una temporada entre los políticos, para regocijo de la profesión.
© José L. Calvo
El primero es el efecto inmersión. Consiste simplemente en que en la medida que sube la tasa impositiva también lo hace el fraude fiscal, sumergiendo una parte mayor de la economía. La ya famosa frase de “con IVA o sin IVA” se extiende como un reguero de pólvora en las facturas. Y si una parte mayor de la economía se convierte en sumergida, la recaudación, lógicamente, disminuye.
El segundo es el efecto elasticidad. Este es uno de los conceptos de los que más orgullosos nos sentimos los microeconomistas, porque es muy fácil de entender. La elasticidad es la reacción de la cantidad demandada/ofrecida a la variación del precio, medida en porcentaje. Y si la cantidad demandada disminuye porcentualmente más que el aumento del precio –en este caso la tasa impositiva- lo que vaticina la elasticidad es que la recaudación disminuirá. Es decir, si por incremento del tipo impositivo el precio aumenta en un 10% y la demanda disminuye en un 15% la recaudación será menor (se dice que la demanda es elástica).
Por último hay un efecto psicoemocional. Esto es también muy interesante porque va en contra de lo que habitualmente se supone en Teoría Económica, y es que el consumidor es racional. Pero todos sabemos que no, que hay factores emocionales en nuestra demanda. Y un aumento del precio por incremento de la tasa impositiva puede provocar este efecto porque el producto deja de estar en nuestro radar. Sencillamente, podemos pagar 50€ por una chaqueta pero no estamos dispuestos a gastar 55, y mucho menos si ese incremento se debe a que el gobierno ha decidido aumentar el tipo impositivo y estamos ya en una situación límite, pensando que también nos van a reducir el sueldo, la pensión o que nos van a despedir. Y si el bien no se vende la recaudación es menor que cuando sí se vendía a 50€.
Por eso los que no saben de microeconomía deben ser muy cuidadosos cuando hacen propuestas como la subida de impuestos. Porque es muy posible que obtengan el resultado opuesto al que esperaban.
Un último comentario jocoso. Un economista americano –Arthur Laffer- se autoatribuyó el haber inventado una curva que explica esto y relaciona los tipos impositivos con la recaudación. Esto es una versión de lo que se conoce de toda la vida en Microeconomía como la relación elasticidad-ingreso. Lo divertido es que lo estuvo vendiendo durante una temporada entre los políticos, para regocijo de la profesión.
© José L. Calvo
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