A la espera del programa económico de la formación de Pablo Iglesias -cada vez se parece más a la UPyD de Rosa Díaz- hemos visto en esta última semana dos fallos de marketing absolutamente incomprensibles en un partido que si por algo se ha caracterizado ha sido por el dominio de los medios y los tiempos. Me refiero a su inasistencia al programa de Telecinco y la posterior explicación; y la elección de la canción de l’estaca de Lluis Llach como especie de himno.
Escuché a Pablo Iglesias afirmar en la entrevista de Ana Pastor que asistiría a todas las convocatorias de los medios que le hicieran, que él no se escondería detrás de un plasma. Y a la primera de cambio, mejor dicho a la segunda que la siguiente fue donde nuevamente recibió de Pepa Bueno, no asiste. Como Podemos debería saber, desde el punto de vista del marketing es irrelevante la discusión entre ellos y Telecinco y si debía ir uno o cinco, lo realmente importante es que la explicación dada suena a demasiado conocida y explotada por los partidos políticos tradicionales cuando las cosas no ruedan a su favor: hay una campaña de los medios de comunicación orquestada contra nosotros. Incluso a mí, que llevo mucho vivido, me sonó a contubernio judeomasónico.
La segunda es esa especie de himno que se han mercado con la canción de Lluis Llach. Algunas cosas sobre esta elección. En primer lugar, suena extraño que un partido tan moderno, que quiere acabar con la cultura de la Transición, elija una canción predemocrática y a un cantautor que tuvo su época de fama en ese período que va desde el final de la Dictadura al comienzo de la democracia. Estoy seguro que hay cantantes más jóvenes, mucho más ligados al movimiento 15M y a los problemas de la juventud actual, cuyas canciones podrían haber sido elegidas como símbolo de una formación que quiere dar un futuro a los españoles. Aquí no puedo aconsejarles, porque no estoy muy al día de músicos españoles –salvo rock y rockabilly y no creo que ninguno encaje con las camisas de cuadros de Pablo Iglesias y la Vespa de Monedero-. Puestos a escoger a alguien de esa generación les sugiero "Los tiempos están cambiando" de Loquillo o "Maneras de vivir" de Rosendo y sus Leño. Ambos han demostrado su honestidad y espíritu de lucha, y desde luego tienen una actitud mucho más vital que la languidez de Lluis Llach.
En segundo lugar, tampoco me parece muy sensato elegir una canción en catalán de un cantautor de esa nacionalidad que además ha dado muestras inequívocas de su deseo de formar parte de un país diferente al que teóricamente dirigirá el comandante Iglesias. No corren muy buenos tiempos para las relaciones Catalunya/España –con el España nos roba, las tonterías sobre la nacionalidad de Colón, Teresa de Jesús, Cervantes, Ignacio de Loyola…- y estoy seguro de que somos muchos los españoles que puestos a cantar una letra en otro idioma preferimos el inglés. Finalmente, si quieren centrarse –políticamente- tampoco parece la mejor elección un cantante con claras raíces en la izquierda soberanista.
Fallos incomprensibles si no fuera porque Podemos cada vez se va pareciendo más a una formación política en la que milité en los años de la Transición. Les doy pistas: tenía un Secretario General, un Comité Ejecutivo y un Comité Central, estaba organizada en células y funcionaba igual que Podemos: me gustaría contar con tu opinión, pero los militantes han decidido que no hables. Que cada uno haga sus números, pero yo no quiero vestir de chándal.
Escuché a Pablo Iglesias afirmar en la entrevista de Ana Pastor que asistiría a todas las convocatorias de los medios que le hicieran, que él no se escondería detrás de un plasma. Y a la primera de cambio, mejor dicho a la segunda que la siguiente fue donde nuevamente recibió de Pepa Bueno, no asiste. Como Podemos debería saber, desde el punto de vista del marketing es irrelevante la discusión entre ellos y Telecinco y si debía ir uno o cinco, lo realmente importante es que la explicación dada suena a demasiado conocida y explotada por los partidos políticos tradicionales cuando las cosas no ruedan a su favor: hay una campaña de los medios de comunicación orquestada contra nosotros. Incluso a mí, que llevo mucho vivido, me sonó a contubernio judeomasónico.
La segunda es esa especie de himno que se han mercado con la canción de Lluis Llach. Algunas cosas sobre esta elección. En primer lugar, suena extraño que un partido tan moderno, que quiere acabar con la cultura de la Transición, elija una canción predemocrática y a un cantautor que tuvo su época de fama en ese período que va desde el final de la Dictadura al comienzo de la democracia. Estoy seguro que hay cantantes más jóvenes, mucho más ligados al movimiento 15M y a los problemas de la juventud actual, cuyas canciones podrían haber sido elegidas como símbolo de una formación que quiere dar un futuro a los españoles. Aquí no puedo aconsejarles, porque no estoy muy al día de músicos españoles –salvo rock y rockabilly y no creo que ninguno encaje con las camisas de cuadros de Pablo Iglesias y la Vespa de Monedero-. Puestos a escoger a alguien de esa generación les sugiero "Los tiempos están cambiando" de Loquillo o "Maneras de vivir" de Rosendo y sus Leño. Ambos han demostrado su honestidad y espíritu de lucha, y desde luego tienen una actitud mucho más vital que la languidez de Lluis Llach.
En segundo lugar, tampoco me parece muy sensato elegir una canción en catalán de un cantautor de esa nacionalidad que además ha dado muestras inequívocas de su deseo de formar parte de un país diferente al que teóricamente dirigirá el comandante Iglesias. No corren muy buenos tiempos para las relaciones Catalunya/España –con el España nos roba, las tonterías sobre la nacionalidad de Colón, Teresa de Jesús, Cervantes, Ignacio de Loyola…- y estoy seguro de que somos muchos los españoles que puestos a cantar una letra en otro idioma preferimos el inglés. Finalmente, si quieren centrarse –políticamente- tampoco parece la mejor elección un cantante con claras raíces en la izquierda soberanista.
Fallos incomprensibles si no fuera porque Podemos cada vez se va pareciendo más a una formación política en la que milité en los años de la Transición. Les doy pistas: tenía un Secretario General, un Comité Ejecutivo y un Comité Central, estaba organizada en células y funcionaba igual que Podemos: me gustaría contar con tu opinión, pero los militantes han decidido que no hables. Que cada uno haga sus números, pero yo no quiero vestir de chándal.
© José L. Calvo, 2014
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