miércoles, 18 de marzo de 2015

Universidad pública española. El negocio es la enseñanza

En fechas recientes ha salido el informe sobre el Ranking ISSUE de las Universidades españolas de 2014. No voy a entrar en su metodología, discutible desde la perspectiva de la UNED ya que en este caso es comparar churras con merinas si tenemos en cuenta que en una universidad presencial el número de alumnos por clase no supera los 50 y en la nuestra la media está en 600, que la metodología es totalmente diferente, que la burocracia es incomparable, etc. Creo que eso lo debería hacer nuestro Rector, pero debe estar a otras cosas más interesantes que defender el prestigio de su universidad.
Los medios de comunicación se han hecho eco de esta noticia desde muy diferentes perspectivas, cada uno arrimando el ascua a su sardina en función de criterios nacionales, ideológicos, etc. Y sin embargo, los resultados más interesantes desde mi perspectiva han sido prácticamente obviados: que las universidades públicas son líderes en investigación mientras que las universidades privadas lo son en enseñanza. Esto señala que el modelo de negocio de las universidades españolas es muy diferente si lo consideramos desde la perspectiva pública a si lo hacemos desde la privada.
Para las universidades públicas, cuya financiación ha procedido prácticamente en su totalidad de las arcas del estado o la Comunidad Autonómica correspondiente, lo realmente importante es la investigación, quedando la enseñanza relegada a una actividad necesaria para obtener ciertos recursos pero sobre todo para mantener una imagen de que se cumple con la misión para la que originariamente fueron creadas. La enseñanza mancha y los alumnos son un mal necesario parecen decir los investigadores de la pública. Y si no que se lo pregunten a algunas universidades en las que la docencia recayó durante los años de bonanza en los profesores asociados, mientras que catedráticos y titulares dedicaban su tiempo a pensar e investigar.
Los resultados de esta especialización investigadora son más bien escasos. Ninguna universidad española está entre las mejores del mundo, los investigadores españoles que destacan están integrados en equipos de otros países, y nuestra I+D no está ni siquiera entre las primeras de Europa. Y eso por no contar que un gran número de esas investigaciones no tienen ninguna incardinación con las necesidades reales de las empresas o el sector público de nuestro país, lo que se traduce en que su financiación vuelve a ser, nuevamente, solo pública.
Pero es que hay otra cuestión mucho más importante: la misión de la universidad es enseñar. Eso parece tenerlo más claro el DRAE que mis compañeros cuando la define como  una “Institución de enseñanza superior que comprende diversas facultades, y que confiere los grados académicos correspondientes” para continuar diciendo que “según las épocas y países puede comprender… departamentos de investigación”. Es decir, que la investigación no es el negocio principal de la Universidad, su negocio es la enseñanza.
Esto es evidente para las universidades privadas, que han de buscar su financiación en el mercado y por ello deben poner el énfasis en el prestigio de sus títulos y licenciados. Algo que no solo ocurre en España, sino que es la práctica habitual en el mundo occidental. Universidades como Yale o Harvard basan su prestigio no en los magníficos investigadores que contratan una vez que han demostrado su valía, sino en la autoridad que les confiere que determinados despachos solo contraten abogados de Harvard –la serie Suits es un ejemplo-, o el número de Presidentes, Congresistas, Senadores, etc. que han salido de sus aulas.
Con todo esto no quiero decir que en la universidad pública española no se deba investigar. Simplemente afirmo que sería bueno que tratase de reequilibrar la importancia de las dos misiones que le ha conferido la sociedad: la docencia y la investigación. Que los investigadores dejasen de pulular por los pasillos como los grandes sabios que desprecian a los docentes. Más pronto que tarde las universidades van a verse abocadas a buscar fuentes de financiación alternativas a las públicas. No estaría de más ir pensando en fórmulas ya aplicadas con éxito en otros países en lugar de estar siempre quejándonos.

© José L. Calvo, 2015 

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Las universidades se ganan su prestigio por lo que sucede en las aulas que tiene que ver con el nivel del profesorado, la investigación tiene que ser una consecuencia de ésto....

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