jueves, 7 de febrero de 2013

El último bastión del socialismo real

Acabo de finalizar la lectura de la Espada de Damocles de Petros Márkaris, una recopilación de artículos publicados por el padre del comisario Jaritos sobre la situación de Grecia. En la gran mayoría de esos artículos tan solo es necesario sustituir donde dice Grecia por España para explicar la crisis económico-político-social que padecemos. Pero uno de ellos me ha causado un especial impacto, el que hace referencia a que Grecia es el último bastión del socialismo real. Pero ahí creo que se equivoca, ya que también a España puede aplicarse esa calificación.
Las cúpulas de los dos grandes partidos están actuando como auténticos Politburós de un partido comunista de la época del socialismo real. Veamos brevemente algunas de las similitudes:
* Actúan por encima de la ley. La ley son ellos, la definen, la cambian a su voluntad y, naturalmente, ellos no tienen por qué acatarla. Así, ellos no deben pagar impuestos, para eso tiene la caja B o la amnistía fiscal, sus amigos no deben ir a la cárcel –tienen el indulto-…
* Emplean la Administración para colocar a los adeptos. Como demuestra que el número de asesores –no funcionarios- no se ha reducido, o casos como el del barón del PP Baltar, el PER...
* Utilizan el dinero público para financiar sus gastos privados. El dinero que todos pagamos es empleado para trajes, comuniones, viajes privados, confeti… Y el que debería ser utilizado para pagar despidos es desviado a cuentas de amigos.
* Se identifican ellos con el Estado. Su interpretación es que quienes les atacan por su ineptitud y corrupción tienen como objetivo no la crítica a su gestión, sino el ataque a la democracia –incluso alguna vocera del PP ha llegado a calificarlo de golpe de estado. ¡Lo que se esconde en algunas universidades!-. No sería extraño que dentro de poco volviéramos a oír lo del contubernio judeomasónico.
* Finalmente, y por no extenderme, no responden de su actuación ante nadie más que ante el partido. El sistema de listas cerradas y las estructuras internas de los partidos están favoreciendo la aplicación del Principio de Peter. Y si no, no tienen más que ver las dos últimas personas que han dirigido el país. Los ciudadanos, que somos los que les ponemos ahí y pagamos su sueldo no podemos pedir explicaciones –incluso nos exigen identificarnos si nos manifestamos-.
El problema más grave, como señala también Márkaris, es que, además, les hemos encargado a ellos la salida de la crisis. Y, nuevamente, han actuado como el PC cubano: los sacrificios para la población, los beneficios –ensobrados- para la Nomenclatura.
Es hora de salir a la calle a exigir la revolución democrática y la eliminación del bipartidismo. Los muros de Génova y Ferraz deben caer.
© José L. Calvo

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