martes, 12 de febrero de 2013

La dación en pago. Cuestión de números

Hoy el Congreso debatía la iniciativa legislativa popular (ILP) que propone discutir la dación en pago como método de resolver las deudas hipotecarias de personas de buena fe a las que, por muy diversas razones pero fundamentalmente por haber perdido su medio de vida, les han desahuciado. La ILP ha recogido cerca de 1,5 millones de firmas, de las que me siento orgulloso de forma parte. A esta hora el Congreso ha aceptado su tramitación, con un cambio de orientación del voto del PP que pone sobre la mesa no su buena voluntad sino el reconocimiento de que es imposible seguir aislado completamente del sentir de la ciudadanía.
No voy a discutir la conveniencia de la medida para atajar un problema social –hoy se ha suicidado una pareja de jubilados desahuciada-, su justificación en la corresponsabilidad comprador/financiador, ni siquiera los argumentos que desde la banca se han dado de que la dación en pago pueda convertirse en un coladero –lo que presupone mala fe. Se cree el ladrón…- , simplemente quiero poner unos sencillos datos sobre la mesa.
Si como dicen los voceros populares “tan solo” se producen 2.500 desalojos anuales de personas que entrarían dentro de los criterios de la dación, el coste de esta medida es mínimo. Supongamos que el valor medio de la hipoteca de la familia que ejerce la opción de la dación es de 100.000€ y que el valor que va a recuperar el banco tras su venta es del 50%, entonces los 2.500 casos supondrían 125 millones de euros anuales. Coste que perfectamente podría asumir el estado, sobre todo si lo comparamos con los más de 60.000 millones que nos lleva costada la mala gestión de los consejeros –de todos los colores políticos e incluso de los sindicatos- de Bankia, la CAM, el Banco de Valencia…. Incluso puedo proponer un sistema rápido y sencillo para recaudar esa cantidad: que el ministro Montoro deje actuar libremente a los inspectores de Hacienda, que ya verán como descubren muchos Bárcenas y Urdangarines.
Después de meses de crisis, de semanas de corrupción, hoy es un día para celebrar. Enhorabuena a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

© José L. Calvo

2 comentarios:

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    Saludos Cordiales!

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  2. Hola,

    No tengo nada que decir a todo lo que se comenta. Me parece bien. Sin embargo, para ser del todo equilibrados, creo que también sería oportuno indicar los posibles inconveniente de la dación en pago. El más relevante de los que he escuchado en los medios es, a mi juicio, el aumento de los requisitos para obtener un préstamo. ¿Cómo afectará esto a nuestros hijos que, como nosotros hicimos, querrán comprarse su casita? ¡Alquilad hijos, alquilad!

    Claro está que los "inconvenientes" de la dación en pago es el aspecto menos relevante de esta cuestión. Ahora voy a hacer de "abogado del Diablo".

    No me parece acertado rebajar este tema a una cuestión de números. Es más no me parece acertado ni siquiera asociarla a un tema económico. Para mi es una cuestión ética o de justicia social o de solidaridad o de humanidad o..... Y, ¡ay señores!, si es así entonces estamos entrando en temas donde es muy difícil juzgar lo que es más o menos justo o ético.

    Yo creo que todos somos responsables de nuestros actos. Muy pocos son los que vamos al banco (me estoy incluyendo a mi mismo) a pedir un préstamo sin entender el riesgo que se asume. Esta situación no es comparable, por ejemplo, con la "estafa" que han padecido muchos "abuelitos" con las preferentes. Por eso, yo personalmente, antes de dar 125 millones de euros anuales a las 2500 personas que, como quiera que sea, en definitiva han tenido medios suficientes como para comprarse una casa, distribuiría esos 125 millones de euros a los miles y miles de personas marginadas y sin hogar que viven tirados por las calles de nuestras ciudades y pueblos. Siguiendo esta misma línea de argumentación ¿y porque no a los enfermos de cáncer como mi mujer que, aunque quieran, no pueden trabajar? ¿Y porque no ayudar antes a aquellos que sufren enfermedades raras y discapacitantes que no son fruto de sus malas decisiones sino de su mala "suerte"? ¿y porqué no a nuestros mayores que están cobrando pensiones ridículas después de trabajar toda una vida? (voy a exponer tres casos cercanos de mayores que no perciben ayuda alguna: 1) conmigo vive mi suegra que tiene 87 años, una pensión de 500€ y necesita atención constante; 2) A mi madre la tengo que prestar dinero cada dos por tres; 3) Ayudaba económicamente a dos abuelitos en "Cuevas del Almanzora" (Almería) que, por desgracia, se me han muerto ambos en un abrir y cerrar de ojos y que vivían literalmente en una cueva y no podían ni moverse para ir al hospital) ¿Y porque no a los damnificados de desastres naturales como mis amigos del precioso pueblo de Lorca que han perdido sus casas no por una mala decisión sino por la mala "suerte"? Seguro que a otros se les ocurren más casos de "injusticia social".

    Todos hemos tenido la alternativa de alquilar un piso en lugar de comprarlo pero, hicimos nuestros cálculos, hicimos una inversión y asumimos un riesgo. ¿Notan ustedes que aquellos que fueron prudentes y no asumieron ningún riesgo alquilando no tienen ayuda y, por el contrario, proponemos ayudar a aquellos que se equivocaron en su decisión? ¿Por qué no ayudamos a los de AFINSA? Al fin y al cabo también se equivocaron cuando valoraron el riesgo de su inversión. ¿Y porque no a....? Que conste que estoy haciendo de abogado del Diablo. ¡No digo que no haya que ayudar a los que se quedan sin empleo, sin casa y a punto de la exclusión social! pero, quizás, antes haya que ayudar a otros todavía más desfavorecidos.

    Bien, con esta postura "extrema" he pretendido hacerles ver que el tema no es, desde luego, tan simple como ustedes lo plantean.

    Un abrazo,

    José Luis Ortega




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