Como profesor lo
primero que le exijo a mis alumnos cuando me proponen un trabajo de
investigación es que no pueden hacer ninguna afirmación si no
está basada en hechos y sustentada por datos. Los discursos vanos, las
soflamas no tienen cabida en la Economía ni en ninguna ciencia seria. Si se
afirma algo hay que contrastarlo con la realidad, ponerle números y ver si es
posible.
Esto, que parece
lógico y es el método científico aplicado a la Economía como señalaba G. Becker,
es permanentemente
incumplido por nuestros políticos. Por eso me da pánico pensar en lo
que puede suceder y en las propuestas que vamos a escuchar en estas escasas
semanas que quedan para obtener un pacto de gobierno antes de que se celebren
nuevas elecciones. Por un lado, por la necesidad de Pedro Sánchez de
alcanzar un acuerdo ya que en caso contrario tiene todas las papeletas para
dejar de ser Secretario general del PSOE; y en segundo lugar porque de
Podemos es posible esperar cualquier “boutade populista”.

Por eso mi
recomendación a los negociadores del Gobierno
del cambio es la siguiente: cojan un cuaderno y ábranlo por la mitad; en el
lado izquierdo escriban en letras mayúsculas PROPUESTAS; en el lado derecho FINANCIACIÓN;
anoten en la izquierda todas las magníficas ideas que se les ocurran para
salvar al país y a sus ciudadanos y a la derecha cómo las van a pagar. Y ahora
lo más importante: ni una sola propuesta sin el dinero que la va a financiar. Y no valen
términos abstractos como “lucha contra la corrupción”, “impuestos a los ricos”,
etc. dinero contante y sonante.
Un ejemplo. Si Podemos solicita una renta básica, una renta
de ciudadanía de por ejemplo 400€ para los mayores de 16 años entonces habría que
apuntar en PROPUESTAS 400*12*38.489,6 @
185.000 millones de euros al año. Ahora habría que anotar en FINANCIACIÓN de
dónde van a salir esos millones, por ejemplo 20.000 millones de eliminación de
las Diputaciones… Sólo cuando hubiese en FINANCIACIÓN 185.000 millones sería
aceptada la renta básica.
Una última cosa.
Cualquier gobierno que salga de esas
negociaciones tendrá que enfrentarse, al día siguiente de su constitución,
a una demanda de la UE de reducción del déficit de, por lo menos, 25.000
millones de euros. Así que antes de empezar a hablar deberían anotar en
FINANCIACIÓN esos 25.000 millones. Para que no haya sustos posteriores.
© José L. Calvo, 2016
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