La evolución de
la economía española en este último año está causando sorpresa a un buen número
de expertos y medios de comunicación. Como señala la CNN, “este
país no tiene gobierno y crece al 3%”. Y sin embargo la explicación no hay
que buscarla muy lejos. Está en los manuales de Teoría Económica.
Uno de los
supuestos de la Teoría Económica ortodoxa es que para que una economía se sitúe en
una senda de crecimiento es fundamental que existan unas expectativas estables.
En la medida en que las expectativas son estables los agentes -empresas,
trabajadores, sindicatos, incluso el sector público- pueden predecir
correctamente el comportamiento de los demás miembros de la economía, y ajustar
el suyo propio a esa situación. Es un juego con un equilibrio estable en el
que no solo todos conocen las reglas del juego y la estrategia de los demás,
sino que además saben que ninguno tiene capacidad ni para variar las reglas ni
para cambiar de estrategia.
¿Por qué sucede
esto? Porque ni el gobierno tiene potestad para introducir leyes ni la oposición
capacidad para hacerles frente -creando conflictividad social-. A lo
largo de este maravilloso año sin gobierno las leyes son las que son -nos guste
más o menos la reforma laboral, la ley presupuestaria, del IRPF, etc.- por lo
que las reglas del juego están dadas. Conocidas por los interesados tanto los
empresarios como los trabajadores se ajustan a ellas, dando como resultado ese
crecimiento que tanto extraña.
Es la primera
vez que esto pasa en democracia, ya que la tradición decía que cuando
un nuevo partido entraba en el gobierno, con mayoría absoluta, imponía su
ideología y legislaba siguiéndola. Con el actual bloqueo son imposibles
tanto “aventuras presupuestarias” del tipo Plan E como nuevas propuestas para
liberalizar el mercado laboral. La legislación económica no se ha modificado en
un año, algo que no había pasado nunca en democracia y mucho menos desde la
crisis de 2008.
Por ese motivo
creo que deberíamos seguir votando ad
infinitum (es broma). Con la actual caterva de políticos, que están más
atentos a cómo dan en la tele que a los
intereses de los españoles, lo mejor es que nos dejen funcionar libremente, sin
intervenir. Lo que viene a confirmar la Teoría Económica más ortodoxa y
neoliberal: los españoles nos autorregulamos sin necesidad
de políticos. ¡Quién iba a pensar que seríamos los españoles los que le
diéramos la razón a Milton Friedman!
© José L. Calvo, 2016
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