viernes, 13 de julio de 2012

El ministro que robó la Navidad

Desde hace más de un siglo la Economía se debate entre aquellos que, apoyados en los clásicos y actualmente en el consumer behaviour, la consideran una ciencia social y los que, a partir básicamente del artículo de Milton Friedman de 1953, creen que es una ciencia que se rige por leyes universales como la Física. Para los primeros las decisiones económicas son una combinación de racionalidad y emociones –lo que Keynes definía como el animal spirit- mientras que los segundos argumentan que el agregado de individuos se mueve únicamente por elecciones racionales. El debate, además de metodológico, es ideológico, ya que si aceptamos la segunda de las propuestas no hay nada que la política económica pueda hacer salvo aplicar reglas técnicas.
Esto último es lo que ha debido pensar el catedrático Montoro cuando ha decidido eliminar de un plumazo la paga extra de los funcionarios. Su argumento es sencillo: hay que reducir el salario y la mejor forma de hacerlo es de una vez por todas. Y si lo proponemos ahora, en el verano, pero lo posponemos en el tiempo, hasta dentro de seis meses, cuando llegue ya estará más que aceptado.
Su problema es que no ha tenido en cuenta el animal spirit. Muy al contrario de lo que él piensa, su decisión ha causado malestar ahora, pero esto no es nada para lo que se va a ir produciendo a partir de septiembre. La indignación irá creciendo a medida que nos vayamos acercando a las Navidades, y alcanzará su cenit cuando los empleados públicos vean cómo el resto de la sociedad tiene su paga mientras ellos no la perciben, en beneficio de la banca –que por entonces anunciará nuevos beneficios-. ¿Qué cree el ministro y sus asesores que sucederá cuando los funcionarios tengan que explicarle a sus hijos que los Reyes les van a traer menos regalos o incluso ninguno porque no tienen paga? 
El Sr. Montoro no ha medido los efectos psicológicos de su medida. Le recomiendo revisar sus conocimientos de economía. El ministro, para muchos niños, será conocido como aquél que robó la Navidad.
© José L. Calvo

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