No pensé que iba a entrar en un debate que me importa muy escasamente, ya que siempre me he sentido igual de bien en Barcelona que en París, Roma o New York. Pero ante la irracionalidad que está imperando, quizás sería interesante poner algunos datos sobre la mesa a fin de que veamos las posibilidades reales y no inventadas por un político mesiánico de una Cataluyna independiente. Los datos se refieren a 2011.
El PIB de Cataluyna en ese año fue de 200.323,285 millones de euros, lo que supuso el 18,7% del total del estado español. Su renta per cápita se situó en los 27.430€, un 118% de la media nacional, lo cual está muy bien, pero ciertamente alejada de las de Madrid (127,8%), Navarra (129,2) y el País Vasco (134,5%). Hasta aquí lo positivo.
El número de activos fue de 3,814 millones (2,0 hombres y 1,8 mujeres), con una tasa de empleo muy baja: el 50,9% (55,8 los hombres y 46% las mujeres). De ellos 3,080 millones estaban ocupados y 734.000 parados, por lo que la tasa de paro era del 19,25% algo inferior a la media nacional (21,64) pero solo por debajo de Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Valencia, Extremadura y Murcia. Es decir, su tasa de paro sitúa a Cataluña entre las zonas más castigadas por la crisis. El porcentaje de parados con menos de 25 años alcanza al 44% de su población.
Finalmente los déficits. El suyo, como comunidad, fue en 2011 del 3,3% del PIB; pero sobre todo, el déficit que mantiene con la Seguridad Social superó los 1.379 millones de euros, a lo que desde luego contribuye que el número de afiliados por pensionista en Cataluyna es de 2,11 por debajo de la media nacional que es de 2,39. Dicho sencillamente, la Seguridad Social catalana se financia con recursos provinientes de España.
Estas son las cuentas con las que el Sr. Más quiere situar a Cataluyna como país independiente de la UE. Es una opción, pero creo que debería revisarlas porque su petición no cumple ninguno de los criterios de admisión. Todo lo contrario, algunos países de la UE respirarían aliviados al haberse quitado de en medio a otra Grecia.
Un último comentario: me da igual si cuando llegue a Barcelona tengo que presentar el pasaporte; no tengo opinión sobre la independencia de Cataluyna y creo que todas las posiciones son válidas; pero cualquier argumento pierde su valor ante una niña llorando porque es agredida por llevar la camiseta de España.Quien siembre vientos recoge tempestades.
El PIB de Cataluyna en ese año fue de 200.323,285 millones de euros, lo que supuso el 18,7% del total del estado español. Su renta per cápita se situó en los 27.430€, un 118% de la media nacional, lo cual está muy bien, pero ciertamente alejada de las de Madrid (127,8%), Navarra (129,2) y el País Vasco (134,5%). Hasta aquí lo positivo.
El número de activos fue de 3,814 millones (2,0 hombres y 1,8 mujeres), con una tasa de empleo muy baja: el 50,9% (55,8 los hombres y 46% las mujeres). De ellos 3,080 millones estaban ocupados y 734.000 parados, por lo que la tasa de paro era del 19,25% algo inferior a la media nacional (21,64) pero solo por debajo de Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Valencia, Extremadura y Murcia. Es decir, su tasa de paro sitúa a Cataluña entre las zonas más castigadas por la crisis. El porcentaje de parados con menos de 25 años alcanza al 44% de su población.
Finalmente los déficits. El suyo, como comunidad, fue en 2011 del 3,3% del PIB; pero sobre todo, el déficit que mantiene con la Seguridad Social superó los 1.379 millones de euros, a lo que desde luego contribuye que el número de afiliados por pensionista en Cataluyna es de 2,11 por debajo de la media nacional que es de 2,39. Dicho sencillamente, la Seguridad Social catalana se financia con recursos provinientes de España.
Estas son las cuentas con las que el Sr. Más quiere situar a Cataluyna como país independiente de la UE. Es una opción, pero creo que debería revisarlas porque su petición no cumple ninguno de los criterios de admisión. Todo lo contrario, algunos países de la UE respirarían aliviados al haberse quitado de en medio a otra Grecia.
Un último comentario: me da igual si cuando llegue a Barcelona tengo que presentar el pasaporte; no tengo opinión sobre la independencia de Cataluyna y creo que todas las posiciones son válidas; pero cualquier argumento pierde su valor ante una niña llorando porque es agredida por llevar la camiseta de España.Quien siembre vientos recoge tempestades.
© José L. Calvo
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