España está al borde del abismo. Esta afirmación no trata de ser catastrofista, sino realista. Porque la primera medida para afrontar un problema es reconocer su gravedad. Y grave es no solo tener una economía en recesión, una tasa de paro que supera el 25 por ciento –y creciendo-, unas finanzas públicas empeorando día a día por la presión de los mercados y por tener que salvar la mala gestión de las Cajas de ahorros… lo verdaderamente difícil de superar es un gobierno que no sabe qué hacer, una política económica global que va en sentido contrario a lo que debería ser, la absoluta falta de credibilidad de la clase política española –que la hay- que se niega a renunciar a uno solo de sus derechos o la desconfianza y el derrotismo que se ha instalado en nuestra sociedad. Por eso, he aquí algunas sugerencias de lo que, a mi juicio, debería hacerse en nuestro país para afrontar de verdad esta crisis.
1. La única salida de la crisis es con el esfuerzo conjunto, de todos. Señores del gobierno, del PP, del PSOE, de CIU, sindicatos… y resto de gente que vive del enfrentamiento, la vía de salida de la actual situación se la dieron sus predecesores, mucho mejores políticos y más comprometidos con España: un gran pacto de estado como lo fueron los Pactos de la Moncloa.
2. No se puede seguir derrochando. No se trata de recortar sino de reorganizar. El objetivo no puede ser la desaparición del estado del bienestar reduciendo el gasto público allí donde se necesita y que, además, estimula la economía (pensiones, salarios, inversiones públicas) sino la eliminación de gastos superfluos, redundantes y que no generan empleo –salvo de políticos-. Racionalizar el gasto público no es reducirlo, es gestionarlo mejor.
3. Sangre, sudor y lágrimas de todos, incluidos los políticos. No se puede pedir a los ciudadanos esfuerzos para minutos después coger un avión que pagamos todos e irse a ver un partido de fútbol. Como tampoco es de recibo que se haya reducido el empleo público pero que hayan aumentado los cargos, los políticos que cobran… Un ERE de políticos es necesario si quieren tener la más mínima credibilidad.
4. Alguien debe pagar por el despilfarro y la mala gestión. Es de todo punto impresentable que después del coste asociado a la mala gestión del sistema financiero –ya vamos por encima de los 60.000 millones de euros- nadie haya ido a la cárcel, sea directivo de una Caja de ahorros, político con representación en ella… La credibilidad de la clase política es nula porque la imagen que da es que protege a los suyos con el dinero de todos.
5. Keynes está vivo. La salida de la crisis es con políticas fiscales expansivas y no contractivas. La política monetaria –que ya no controlamos- no va a suponer que vuelva el crédito, y la única vía para relanzar la economía está en las políticas fiscales. Nuevamente quiero reseñar que eso no implica gasto público incontrolado, sino racional, basado en criterios de eficiencia y equidad. Bajar los impuestos a las rentas bajas y el IVA de productos básicos puede tener un efecto muy reducido en la recaudación impositiva y un resultado muy positivo de impulso de la demanda. Y si se quiere compensar se puede subir el impuesto del lujo hasta el 33%, como ya estuvo o introducir un impuesto a las grades fortunas (las SICAV siguen cotizando al 1% y aún así sus capitales se están fugando).
Y sobre todo, muy por encima de todo esto, hay que descartar el mensaje derrotista, el negativismo que hoy nos domina. El Presidente del gobierno no puede salir con cara de funeral cada vez que aparece en público. No se trata de elegir entre Bambi-Zapatero y Buster Keaton-Rajoy, necesitamos alguien creíble pidiendo sacrificios pero ofreciendo una salida de todos y por todos. Animal spirits.
1. La única salida de la crisis es con el esfuerzo conjunto, de todos. Señores del gobierno, del PP, del PSOE, de CIU, sindicatos… y resto de gente que vive del enfrentamiento, la vía de salida de la actual situación se la dieron sus predecesores, mucho mejores políticos y más comprometidos con España: un gran pacto de estado como lo fueron los Pactos de la Moncloa.
2. No se puede seguir derrochando. No se trata de recortar sino de reorganizar. El objetivo no puede ser la desaparición del estado del bienestar reduciendo el gasto público allí donde se necesita y que, además, estimula la economía (pensiones, salarios, inversiones públicas) sino la eliminación de gastos superfluos, redundantes y que no generan empleo –salvo de políticos-. Racionalizar el gasto público no es reducirlo, es gestionarlo mejor.
3. Sangre, sudor y lágrimas de todos, incluidos los políticos. No se puede pedir a los ciudadanos esfuerzos para minutos después coger un avión que pagamos todos e irse a ver un partido de fútbol. Como tampoco es de recibo que se haya reducido el empleo público pero que hayan aumentado los cargos, los políticos que cobran… Un ERE de políticos es necesario si quieren tener la más mínima credibilidad.
4. Alguien debe pagar por el despilfarro y la mala gestión. Es de todo punto impresentable que después del coste asociado a la mala gestión del sistema financiero –ya vamos por encima de los 60.000 millones de euros- nadie haya ido a la cárcel, sea directivo de una Caja de ahorros, político con representación en ella… La credibilidad de la clase política es nula porque la imagen que da es que protege a los suyos con el dinero de todos.
5. Keynes está vivo. La salida de la crisis es con políticas fiscales expansivas y no contractivas. La política monetaria –que ya no controlamos- no va a suponer que vuelva el crédito, y la única vía para relanzar la economía está en las políticas fiscales. Nuevamente quiero reseñar que eso no implica gasto público incontrolado, sino racional, basado en criterios de eficiencia y equidad. Bajar los impuestos a las rentas bajas y el IVA de productos básicos puede tener un efecto muy reducido en la recaudación impositiva y un resultado muy positivo de impulso de la demanda. Y si se quiere compensar se puede subir el impuesto del lujo hasta el 33%, como ya estuvo o introducir un impuesto a las grades fortunas (las SICAV siguen cotizando al 1% y aún así sus capitales se están fugando).
Y sobre todo, muy por encima de todo esto, hay que descartar el mensaje derrotista, el negativismo que hoy nos domina. El Presidente del gobierno no puede salir con cara de funeral cada vez que aparece en público. No se trata de elegir entre Bambi-Zapatero y Buster Keaton-Rajoy, necesitamos alguien creíble pidiendo sacrificios pero ofreciendo una salida de todos y por todos. Animal spirits.
© José L. Calvo
No hay comentarios:
Publicar un comentario