Como ocurre todos los años, el comienzo de 2014 está cargado de buenas intenciones. Muchos decidirán que deben apuntarse al gimnasio, que va a hacer dieta, que no van a ser tan bordes con sus compañeros de trabajo… Yo tengo una propuesta para el conjunto del país: menos opiniones y más soluciones. Me explico.
Estoy harto de que me expliquen qué ha pasado en la crisis. De que Wyoming, Jordi Évole y en general toda La Sexta hayan hecho de la crisis una forma de vida –y de obtener ingresos- explicándonos cómo los bancos nos ha robado; que los políticos han sido sus cómplices; que estos últimos, junto con los sindicatos, son un corruptos; que las Comunidades Autónomas y el Estado han dilapidado el dinero público en obras faraónicas a mayor gloria del politiquillo de turno; que han socializado las pérdidas y que las deudas de esos mafiosos las vamos a pagar entre todos –pobres y clase media, los ricos por supuesto que no, para eso están el PP y el PSOE-. Ya lo sé, ya me he enterado. Muy bien ¿y ahora qué? ¿Hacemos algo o seguimos llorando por las esquinas?
Basta de explicaciones y busquemos soluciones. No pueden volver a repetirse situaciones como la de la última manifestación a la que asistí en defensa de la educación y la sanidad pública. En ella los participantes o eran muy jóvenes o bien superaban, en muchos casos con creces, la cincuentena; la gran mayoría de nosotros o éramos profesionales de la educación (profesores) o de la sanidad (médicos, enfermeras y algunos de limpieza). No vi ni un solo cartel de las APAs, ni una sola asociación de personas dependientes, ninguna de pacientes, tampoco había representación de los parados… ¿Dónde están? ¿A qué esperan? ¿De verdad creen que sus problemas se van a resolver por las buenas?
Ha llegado el momento de pasar a la acción. De salir a la calle en defensa de la sociedad española; de dejarnos de debates estériles en el sillón de casa y de lamentarnos. Es la hora de que la izquierda de verdad tome la calle (no esa izquierda que se arrellana en su escaño y que ya no recuerda de dónde surgió); de crear y apoyar iniciativas como las de la Plataforma Antidesahucios, de Doafund… de agruparnos para arrebatar a los partidos establecidos la representación de la sociedad y hacer propuestas constructivas en beneficio de la mayoría. Es el momento de aprender de los griegos, los portugueses… de introducir impuestos a los ricos, de defender en la calle la educación, la sanidad, la investigación, de luchar contra la corrupción y los corruptos.
Como decía Gabriel Celaya –de quien sus correligionarios tienen mucho que aprender en lugar de ser tan pancistas- “a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que pues vivimos anunciamos algo nuevo”. Si no, no nos extrañe que al final vuelva a ganar el poder establecido: los bancos, los corruptos, los ladrones…
Estoy harto de que me expliquen qué ha pasado en la crisis. De que Wyoming, Jordi Évole y en general toda La Sexta hayan hecho de la crisis una forma de vida –y de obtener ingresos- explicándonos cómo los bancos nos ha robado; que los políticos han sido sus cómplices; que estos últimos, junto con los sindicatos, son un corruptos; que las Comunidades Autónomas y el Estado han dilapidado el dinero público en obras faraónicas a mayor gloria del politiquillo de turno; que han socializado las pérdidas y que las deudas de esos mafiosos las vamos a pagar entre todos –pobres y clase media, los ricos por supuesto que no, para eso están el PP y el PSOE-. Ya lo sé, ya me he enterado. Muy bien ¿y ahora qué? ¿Hacemos algo o seguimos llorando por las esquinas?
Basta de explicaciones y busquemos soluciones. No pueden volver a repetirse situaciones como la de la última manifestación a la que asistí en defensa de la educación y la sanidad pública. En ella los participantes o eran muy jóvenes o bien superaban, en muchos casos con creces, la cincuentena; la gran mayoría de nosotros o éramos profesionales de la educación (profesores) o de la sanidad (médicos, enfermeras y algunos de limpieza). No vi ni un solo cartel de las APAs, ni una sola asociación de personas dependientes, ninguna de pacientes, tampoco había representación de los parados… ¿Dónde están? ¿A qué esperan? ¿De verdad creen que sus problemas se van a resolver por las buenas?
Ha llegado el momento de pasar a la acción. De salir a la calle en defensa de la sociedad española; de dejarnos de debates estériles en el sillón de casa y de lamentarnos. Es la hora de que la izquierda de verdad tome la calle (no esa izquierda que se arrellana en su escaño y que ya no recuerda de dónde surgió); de crear y apoyar iniciativas como las de la Plataforma Antidesahucios, de Doafund… de agruparnos para arrebatar a los partidos establecidos la representación de la sociedad y hacer propuestas constructivas en beneficio de la mayoría. Es el momento de aprender de los griegos, los portugueses… de introducir impuestos a los ricos, de defender en la calle la educación, la sanidad, la investigación, de luchar contra la corrupción y los corruptos.
Como decía Gabriel Celaya –de quien sus correligionarios tienen mucho que aprender en lugar de ser tan pancistas- “a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que pues vivimos anunciamos algo nuevo”. Si no, no nos extrañe que al final vuelva a ganar el poder establecido: los bancos, los corruptos, los ladrones…
© José L. Calvo
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