lunes, 22 de septiembre de 2014

Ana P. Botín, la desregulación y el timo de la competencia

Leía el otro día que la gran lucha que pretende emprender la nueva presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, es la de la desregulación del sistema bancario. O dicho en Román paladín: en cuanto pueda la vuelvo a liar. Porque eso supone la desregulación bancaria a la que una vez superada la crisis –para ellos que no para los ciudadanos que la seguimos sufriendo y tenemos que pagarla- se están apuntando cada vez más banqueros, políticos e incluso profesionales de la economía
¿Cuál es el argumento? Que el mejor sistema de funcionamiento es el mercado y que la competencia en los mercados, incluido el bancario, es mucho mejor que la regulación. Dos simples comentarios a esta tesis.
En primer lugar la Teoría Económica establece dos grandes tipos de competencia: la perfecta y la imperfecta. En la competencia imperfecta existen oligopolios, competencia monopolística, etc. y la principal consecuencia que se extrae es que en este tipo de mercados las empresas absorben el excedente del consumidor, produciendo menores cantidades de las óptimas a mayores precios. O dicho claramente, que las empresas se adueñan del bienestar de la sociedad para aumentar sus beneficios. Así que nada bueno para el conjunto de la sociedad surge de la competencia imperfecta, de la que sabemos mucho en España sobre todo en los mercados energéticos –petróleos y electricidad- y el bancario.
En segundo lugar, la competencia perfecta es como la gravedad cero: no existe en la Tierra. No hay un solo mercado mundial de ningún producto relevante, materias primas, energía, deuda, productos bancarios, en el que ninguna empresa tenga el suficiente poder de mercado para influir en los precios. Todo lo contrario. 
Entonces ¿por qué defenderlo a capa y espada incluso desde el mundo académico? Muy sencillo: porque quien lo defiende es quien tiene el poder, quien quiere seguir teniéndolo y quiere ejercerlo para ganar cada vez más y que cuando surjan problemas seamos todos los ciudadanos los que los paguemos. Desde los académicos porque hay mucho pelota que busca la financiación de un proyecto y bastantes vulcanianos surcando el espacio en el Star Trek (ajenos a la realidad).

© José L. Calvo

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