viernes, 30 de enero de 2015

Podemos. Esta vez no es cuestión de marketing

Que los ataques del resto de partidos políticos a Podemos iban a comenzar en cuanto se diese el pistoletazo de salida a la campaña electoral era algo que todos sabíamos. Que iban a ser duros, incluso rastreros, era fácil de esperar. Pero lo que no esperábamos eran las respuestas desde las filas de Podemos, sus dirigentes y allegados. Y lo que hemos visto me ha dejado estupefacto, porque esas respuestas están la más pura línea de la casta. Analicemos brevemente tres de ellas.
La “infanta” Tania Sánchez se ha refugiado en el “yo no sabía”, al igual que Doña Cristina. Esa respuesta la descalifica para formar parte de una alternativa políticaque ha tomado como bandera la honradez y la lucha contra la corrupción. Ha sido cogida in fraganti, y la lógica más elemental de un movimiento como el que ha dado origen a Podemos y a Izquierda Unida, es que abandone la política y se dedique a ejercer otra profesión.
Juan Carlos Monedero es otro claro ejemplo de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Independientemente de que las facturas sean correctas y haya pagado su correspondiente I.V.A. saltarse las incompatibilidades de los funcionarios no es algo que deba hacer alguien que aboga por el reparto del trabajo. Y desde luego la justificación es, cuando menos dudosa: ¿por qué se contrata a un sociólogo para hacer un estudio sobre la viabilidad de implantar una moneda única y desarrollar la unidad financiera en lugar de a un economista? ¿En esos países se contrata a un ingeniero para hacer un transplante?  
Finalmente, y la que más me disgusta es la reacción de Pablo Iglesias, líder de Podemos a estos “errores” de su compañero y novia: “cuando tocan a Errejón, Monedero o a Tania, me tocan a mi”. ¿Y? ¿Es qué no se le puede tocar? ¿es que es el nuevo Alá cuyo nombre no puede ser utilizado en vano? Un pelín soberbio el comentario.
Al final va a resultar que los luchadores por la libertad, en contra de la corrupción y la casta no son más que lo mismo de siempre. Que en cuanto han visto que podían tocar poder se han “convertido” a la socialdemocracia, dejando por el camino sus auténticos orígenes, movimientos asamblearios, anarquistas y similares. Me gustaría ver la cara de muchos fundadores de Podemos ante el homenaje al Banco Santander.

© José L. Calvo, 2015

P.D. Estimado Julio Anguita, ralentiza el paso. No me parece que la ética que tú defiendes y la de los líderes de Podemos estén en consonancia. Yo por si acaso ya he puesto a Ganemos en el congelador. 


miércoles, 28 de enero de 2015

Y no ha sido el fin del mundo.

Todo hacía presagiar que Europa desaparecería el 26 de enero de 2015. Las pitonisas de derechas e izquierdas lo habían predicho. Desde Merkel a Rajoy pasando por Hollande, Cameron e incluso Sánchez: el avance de los Orcos/Syriza al mando de Sauron/Tsipras no solo devoraría a los “buenos conservadores griegos” cuya sensatez y buen hacer había mantenido a Mordor/Grecia en el mapa de Europa, sino que sería el principio para asolar, junto con sus aliados populistas –por cierto que populista y popular significan lo mismo según la RAE, “perteneciente o relativo al pueblo”-, la Tierra Media mediterránea donde habitan los hobbits franceses, españoles e italianos y Valinor, el país de los elfos centroeuropeos. 
Pero ninguno de esos malos augurios ha sucedido. El IBEX 35 subió ese día un 1,08%, lo mismo que el E. STOXX, con un 0,94% y EURONEXT con el 1,95%. La prima de riesgo española cayó un 3% hasta los 99,5 y el euro subió frente al dólar hasta los 1,278. ¿Qué había pasado?, ¿cómo? ¿por qué? Demandaban las voces de los políticos europeos que en las últimas semanas se habían dedicado a vocear sus visiones apocalípticas creyendo tener el apoyo de sus amos los mercados.
Todo parece indicar que estos últimos, los verdaderos dueños de los países y sus gobiernos, ya habían descontado la victoria de Tsipras. Los mercados han sido mucho más listos y serenos que sus lacayos, y con menos alharacas han admitido que un nuevo fantasma recorre Europa. 
Los mercados saben que por muy fuertes que sean las amenazas la realidad es muy otra: nadie puede echar a Grecia del euro, primero porque no hay mecanismos, y en segundo lugar porque sería el comienzo del fin de la Unión Europea. Si se abre la puerta para Grecia, ¿cuánto tiempo tardarán en salir Portugal, España, Irlanda, Italia o Francia si no se siguen plegando dócilmente a los dictados recortistas? La expulsión de Grecia sería el final de ese mercado “libre” que los alemanes han manejado como suyo desde la creación de la Eurozona. Perderían casi un 30% de su PIB que difícilmente sería recuperable con una UE rota, con nuevas fronteras y nuevos aranceles. 
En una posición similar se encuentra EE.UU., que vería cercenada la posibilidad de firmar el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión) y tendría que comenzar de nuevo a negociar con los 19 países que configuran la actual Eurozona, algo que se antoja imposible. 
Nadie cree que esos sean los intereses de las grandes corporaciones alemanas y estadounidenses. Es cierto que las presiones y amenazas van a seguir existiendo, pero si Grecia se mantiene fuerte y no hace locuras veremos cómo aceptan la realidad: una puerta de cambio se ha abierto en Europa, los ciudadanos han dado la espalda a los políticos tradicionales –aviso a navegantes, el PASOK prácticamente ha desaparecido- y demandan nuevas soluciones. Los mercados lo han visto claro y no se han puesto nerviosos. Mala, muy mala noticia para Rajoy y Gollum/Merkel –mis recortes-.
La solución a la situación griega será negociada por el nuevo gobiernoen el que el ministro de finanzas Yanus Varufakis es alguien que sabe de lo que habla- y la Troika. Es posible que haya quita o bien que se produzcan otro tipo de soluciones, pero lo que es seguro es que se ha producido un cambio de pie y que Europa camina con otro ritmo. 
Por ese motivo lo mejor que podrían hacer los políticos europeos es dejar de amenazar como los matones del colegio; dejar de exigir con sus bocazas el cumplimiento de unos compromisos que solo han costado sufrimiento a los pueblos y beneficios económicos a los poderosos –por cierto, papelón de los socialistas europeos amenazando a un gobierno de izquierdas. Si Pablo Iglesias el “viejo” o incluso Willy Brandt levantan la cabeza la lían-; y admitir que la situación griega es social y moralmente insostenible. Si lo piensan fríamente incluso podrían ofrecer beneficios a sus ciudadanos: en el caso de España es mucho más factible que la quita que hagamos a Grecia nos la hagan a nosotros y así condonamos 33.000 millones a cambio de que nos los condonen; y Alemania no debería permitir que viejos fantasmas de odio y totalitarismo recorran Europa.
Incluso desde el punto de vista económico es preferible renunciar a mucho para obtener algo que no renunciar a nada para no obtener nada. El general del Sun Tzu lo tuvo claro hace más de 2.000 años.

©José L. Calvo, 2015

miércoles, 14 de enero de 2015

La analogía de los buenos jugadores de billar y las reformas de la UE. Cuando la lógica es cosa de idiotas.

Leyendo el magnífico libro de Morris Altman Behavioral Economics for Dummies (2012) he recuperado uno de los debates más ilustrativos de hasta dónde puede llegar la estulticia de los economistas aplicando la racionalidad, y su traslación a las reformas y recortes que obligados por los racionales políticos y economistas centroeuropeos están haciendo los gobiernos de sus lacayos en los PIGS. 
Les pongo en antecedentes. Los economistas discutimos sobre la validez de los supuestos que simplifican la realidad y de los modelos de ellos derivados. Existen dos posturas encontradas: los seguidores de la corriente más ortodoxa, encabezados por Milton Friedman (1912 – 2006), que mantienen que los supuestos que hagamos sobre el comportamiento de los agentes son irrelevantes siempre que nos lleven a predicciones correctas; y los miembros del Behavioral Economics, que defienden que no solo son relevantes las predicciones, sino que los supuestos deben ser también realistas.
Para defender su postura Friedman emplea el ejemplo de los buenos jugadores billar, de aquellos que hacen tiradas perfectas y llegan a ser campeones. Según este autor podemos predecir tiros perfectos suponiendo que esos jugadores son unos matemáticos expertos que aplican sus conocimientos para realizar esas tacadas. Friedman admite que el supuesto es absolutamente irreal, pero predice los buenos tiros perfectamente. Por lo tanto, suponer que los buenos jugadores de billar son expertos matemáticos es un buen supuesto porque genera una buena teoría sobre las tacadas óptimas –por esa misma regla de tres podemos suponer que Cristiano Ronaldo y Messi son otros dos genios de las matemáticas (sic)-. 
Lo importante de esto no es el juego intelectual. Lo realmente relevante son las consecuencias de política económica que de ello se derivan. Porque según esta teoría lo único que habría que hacer para “fabricar” campeones de billar sería seleccionar aquellos con mayor habilidad matemática. La realidad parece ir por otro camino: ser un buen jugador es fruto de tener ojo, ser hábil embocando las bolas y muchísima práctica. 
Vayamos ahora a otra realidad, la de la crisis europea. Los políticos y economistas centroeuropeos, seguidores a pies juntillas de Friedman, han sostenido la necesidad de un ajuste en los países del sur de Europa que habían vivido por encima de sus posibilidades. Según su versión del juego del billar lo importante son unos indicadores macroeconómicos correctos y fundamentalmente reducir el déficit público, independientemente de cómo se logre, de qué supuestos haya que hacer. Manda huevos que decía el Sr. Trillo, porque admitir como supuesto que los mercados financieros han actuado eficientemente, que existe competencia (que se lo pregunten a nuestro oligopolio energético) o que los agentes –entre ellos y muy especialmente los gobiernos- actúan independientemente del entorno y de las presiones exteriores –el caso de Grecia es un “buen ejemplo” de este supuesto- es intentar hacernos comulgar con unas ruedas de molino del tamaño de Cuenca. 
Para ellos, como para los gobiernos socialista-populares españoles que nos han regido en la crisis, son irrelevantes los efectos sobre los particulares y la destrucción de empleo, la práctica desaparición de la financiación de las pymes y la destrucción del estado del bienestar. Son daños colaterales de la aplicación del modelo, agentes económicos sin identidad individual. Lo importante, como digo, son los datos macro, poder decir que tenemos un crecimiento por encima de la media europea, que hemos salidos (¿quiénes?) de la crisis. ¿Y luego les extraña que Podemos arrase en las encuestas? Es el único que se dirige a nosotros como personas y no como números de una estadística.
La Economía no es más que una ciencia social, no es la Física o las Matemáticas. Aquí la veracidad de los supuestos es esencial. Sobre todo porque afectan a personas que tienen nombre y apellidos. Obviar eso es convertir nuestra pseudociencia en irrelevante, justificando lo injustificable.

© José L. Calvo, 2015  

lunes, 5 de enero de 2015

Animal Spirits. La estulticia alemana dinamita la Unión Europea

Todos hacemos planes en año nuevo de lo que queremos cambiar de nosotros mismos, de aquello que hemos visto que no ha funcionado y queremos mejorar. Salvo las autoridades alemanas, que siguen en sus trece y ayer lanzaron una amenaza directa a la democracia griega afirmando que “ven ahora viable una salida del euro de Grecia”.
Veamos qué significa este nuevo ataque de estulticia alemán. Desde un punto de vista político quiero destacar cuatro hechos: en primer lugar que ya sabemos el concepto que de la democracia tiene la Sra. Merkel y sus asociados del FMI: o votas lo que yo quiero o te arruinamos; en segundo lugar, volvemos a descubrir quién manda realmente en la Unión Europea: solo después de las afirmaciones de la canciller germana se ha atrevido a hablar la Comisión para afirmar que no hay mecanismos de salida del euro; en tercer lugar también podemos ver el papel que tienen el resto de los países: Hollande se ha sumado a la propuesta alemana, y los perrillos falderos nacionales Rajoy y De Guindos se han puesto a “dar saltos” alrededor de su jefa; finalmente, la dura posición alemana es un aviso a navegantes para otros países que tienen elecciones, especialmente España e Italia, porque les da mucho menos miedo Marie Le Pen que es “de su cuerda”.
Pero si la demostración de la concepción política es importante, no lo es menos las consecuencias económicas de la propuesta de la Sra. Merkel. Si los economistas alemanes hubiesen leído a su mortal enemigo John M. Keynes habrían descubierto algo que este autor señaló ya en la Gran Depresión: la existencia de Animal Spirits, o dicho de otra forma, las expectativas a que la propuesta alemana puede dar origen. Porque si es posible expulsar del euro a Grecia nada dice que no se pueda hacer después con Portugal, Irlanda, España, Italia y, por qué no, Francia. Una vez abierta la puerta nada impide que salgan por ella aquellos que no pueden cumplir con la disciplina impuesta por Centroeuropa. Esto supone desestabilizar a los mercados –la Bolsa española ha perdido hoy más de un 2%- y dinamitar el euro y la Unión Europea, ya que se pierde toda confianza en su funcionamiento futuro.
Más le valdría a las autoridades alemanas – y a aquellos que las secundan- aprender de la racionalidad y de la historia. Tras la Primera Guerra Mundial las indemnizaciones exigidas por los ganadores, especialmente Francia, dieron como resultado la hiperinflación alemana y la posterior llegada de Hitler al poder –vía elecciones democráticas-; la experiencia sirvió para que después de la Segunda Guerra Mundial los acreedores de la nuevamente destruida Alemania optasen por realizar una quita de su deuda en el Acuerdo de Londres 1953. Y entre esos acreedores se encontraban Grecia, Irlanda o España.
Los alemanes nunca se han caracterizado por su capacidad de obtener la segunda derivada. Las afirmaciones de la canciller y sus adláteres son un nuevo botón de muestra. ¡Qué dios o la materia nos libren de quién siempre sabe lo que es mejor para todos!

© José L. Calvo, 2015