viernes, 26 de junio de 2015

Podemos, la izquierda y la ley de Hotellíng

En 1929 el economista de la Universidad de Stanford Harold Hotelling (1895-1973) formuló su famosa ley conocida como el principio de mínima diferenciación por la cual todas las empresas tienden a producir el mismo tipo de bien. La idea ha sido aplicada tanto para explicar el comportamiento de las empresas oligopolísticas –diferenciación espacial- como en marketing político, en el que predice que los grandes partidos tienden a posiciones centristas.
Veamos cómo funciona en este último terreno. Supongamos que el posicionamiento ideológico del electorado de un país puede situarse en una recta que iría desde las posiciones más revolucionarias –anarquistas, troskistas, comunistas, anticapitalistas en general…- en el extremo izquierdo hasta las más ultraconservadoras –ultraliberales, esperanzistas, etc.- en el extremo derecho, y que existen dos opciones políticas, derecha (PP) e izquierda (Podemos). Lo que la ley de Hotelling predice es que ambos partidos irán moderando su discurso con el fin de ganarse al electorado de centro. ¿Por qué? Muy sencillo: desde la perspectiva del PP saben que su electorado de extrema derecha e incluso de una derecha más moderada –es decir los situados a la derecha de los postulados del propio PP- nunca votarán a Podemos, por lo que para el PP el electorado situado a su derecha es un electorado cautivo; eso mismo piensa Podemos pero desde el otro lado: nadie de izquierdas, ni siquiera de una izquierda moderada, votará nunca al PP, por lo que Podemos es la única opción de voto para ese electorado situado a su izquierda. En esa medida ambos deben focalizar su esfuerzo en ganar los votos de ese electorado situado ideológicamente entre ellos.
Mientras que en el caso del PP eso parece haberse demostrado bastante cierto –las opciones a su derecha tipo VOX han fracasado- no es lo mismo para Podemos ya que en el espectro de la izquierda hay muchas más alternativas. El movimiento hacia el centro de Podemos ha dejado a su izquierda incluso al PSOE, que hoy se ve como una alternativa al menos tan progresista o más que el partido del Sr. Iglesias y con un mayor fundamento intelectual; por otro lado aquellos que siguen con sus “banderitas rojas” y sus “estrellas” llevan suicidándose políticamente desde el comienzo de la democracia. Siempre han votado sabiendo que no ganarían, que su voto era más una expresión ética y estética que un voto de poder.
Ese es el gran error de Podemos. Pensar que el voto de izquierdas, el de la más radical es un voto cautivo con el que pueden contar siempre. No darse cuenta de que en esa izquierda nos situamos personas con ideales, con principios, dispuestos a sacrificarse por una forma de entender el mundo. Así nos lo enseñaron nuestros antecesores que lucharon, fueron encarcelados y murieron durante la Dictadura para traer la democracia a España y a los que la dirección de Podemos tanto denigra. Sr. Iglesias, nos quedaremos con nuestras banderitas rojas pero también con nuestros votos. Anda y q.t.d.
© José L. Calvo, 2015 

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