Hace unas semanas dirigí un curso de verano sobre Emprendedores en Ponferrada. En él puede
escuchar las fantásticas exposiciones procedentes del campo
académico-profesional de Álvaro Gómez Vietes y David Abril –qué bueno cuando
uno tiene un pie en cada lado-, y las experiencias de internacionalización de
dos empresas leonesas: Cupa group y Pharmadus. Y cuanto más les escuchaba más cuenta me daba de
que la
UNED, y por extensión la universidad pública española, desconoce completamente
la realidad, las necesidades y los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad.
Para clausurar estos cursos me he impuesto aportar algunas ideas que
resumen lo visto y que pueden ayudar a mejorar el comportamiento de nuestros
emprendedores. Como algunas de ellas son perfectamente aplicables a este caso,
les traslado solo tres de ellas para no alargar el post.
1.
El
consumidor es el rey. Esto
que es una máxima del marketing se aplica hoy en día a muchos ámbitos, incluida
la formación. La ley de Say de que toda oferta genera su propia demanda está obsoleta.
Por el contrario, el mercado está saturado de grados iguales, que ofrecen las
mismas asignaturas año tras año y siglo tras siglo, sin variar contenidos ni
actualizar realmente el sistema de formación. Esta visión estática choca
frontalmente con una sociedad
absolutamente dinámica impuesta por la rápida evolución de la tecnología,
la economía, la sociedad y la generalización de la competencia –hoy se puede
estudiar on line en cualquier
universidad del mundo-. Es esencial actualizar permanentemente tanto
los contenidos como la forma de enseñar y adecuarlos a lo que demanda la
sociedad.
2.
Estudia
el mercado. El
mercado son conversaciones. Es un latiguillo habitual oír que los
alumnos de la UNED son especiales.
Pero no se sabe por qué lo son ya que no se conocen ni sus características, ni a
qué segmento de población pertenecen, ni los motivos por los que cursan los
estudios en la UNED en lugar de acudir a una universidad presencial, etc. –hay
una oficina de estadística que guarda los datos como oro en paño y nos los niega a los investigadores-. En consecuencia
es incapaz de adaptar su oferta a esa demanda. Los programas de los grados o los
másteres no se ajustan a lo que sus alumnos necesitan sino a lo que saben los
profesores y la distribución de poder dentro de las Facultades y
Escuelas –el grado de Turismo es probablemente el caso más paradigmático que
conozco. Ni una sola asignatura sobre redes sociales, internet o marcas. Por el
contrario política económica, econometría, etc.-. Sencillamente la
UNED no vende formación, vende títulos. Y esto se están devaluando
permanentemente porque no hay conocimientos asociados a ellos.
Por
otro lado, cualquier empresa sabe que hoy la información fluye de manera
multidireccional, de ella a los consumidores, de estos entre ellos y
hacia ella. Que los mercados son conversaciones. Pensar que el sistema de
comunicación es unidireccional –como el espacio del rector- solo implica que se desconocen los efectos que la
revolución de internet y las redes sociales han introducido en las relaciones
universidad/estudiantes. Luego les extraña que los alumnos creen redes
propias en Facebook al margen de la
UNED y que muchos profesores hayamos optado por redirigir nuestro correo hacia Gmail donde la administración es mucho
más sencilla, ágil y comunicativa que dentro de la propia universidad.
3.
Haz
números. Este es un consejo que doy siempre a los
alumnos, porque aunque parece lo más lógico del mundo nos cuesta mucho trabajo
poner sobre la mesa los costes y beneficios de nuestras ideas. Dos cuestiones
en este caso: en primer lugar, a la UNED le han puesto los números tanto la
IGAE como el Tribunal de Cuentas, y ambos lo han dejado claro: esta
universidad es inviable si no hace un recorte muy importante en personal de
administración (PAS). Parece falto de toda razón que en una universidad
exista más administrativos que profesores, lo mismo que prácticamente uno de cada dos
profesores ostente un cargo de administración remunerado –hay más jefes que indios-. La segunda es
incluso mucho más de sentido común: por mucho que usted ingrese, si es una
persona derrochadora nunca podrá equilibrar sus cuentas. Nuevamente no
parece muy sensato que una universidad on
line cuente con una estructura física tan extensa: rectorado en el centro
de Madrid, facultades y escuelas con despachos individuales para la gran
mayoría de los profesores cuando más del 90% de las gestiones se pueden
resolver desde cualquier ordenador con conexión a internet, centros asociados
infrautilizados, etc. Como sabe cualquiera, es más importante y fácil racionalizar el
gasto que intentar obtener más ingresos.
Dos cuestiones para finalizar mi exposición. Podría
quedarme callado, encerrarme en mi despacho y gestionar las asignaturas a mi
cargo hasta la jubilación que ya oteo;
podría incluso mostrarme sumiso e ingresar en el club del carguillo que me permitiese completar mis ingresos. Pero soy como
el escorpión. Hace que me hierva la sangre el ver cómo se dilapidan las oportunidades y
el capital acumulado de una universidad que inventó la economía
de la larga cola en España aun
sin saber lo que era.
Por último, siempre he sabido distinguir entre el
terreno personal y el profesional. Hay algún miembro del actual equipo rectoral
al que puedo llamar amigo –espero que después de esto él también-, lo mismo que
siento aprecio personal por el rector. Pero desde una perspectiva profesional
creo que la UNED está dirigida por un grupo de personas excesivamente mayores,
sin proyección de futuro, sin capacitación para su gestión y sin ambición. Es
un equipo analógico en un mundo digital. Les dejo con El programa de las Mises del Plan estratégico 2014-2017 de la UNED. Solo les falta pedir la paz en el mundo.
© José L.
Calvo, 2015
“Omnibus mobilibus mobilior sapientia" . UNED non movet.
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