Uno de los supuestos en los que se basa la teoría económica ortodoxa es la existencia del agente representativo. Es esa falacia estadística –la economía es una de esas ciencias que algunas veces utiliza la estadística para engañar- que no es nadie pero que nos representa a todos. Eso permite a nuestros políticos hablar de los “españoles” o de “España” haciendo referencia a una persona que representa en media lo que nos está sucediendo al conjunto de los españoles. Es el españolito medio.
El problema es que no a todos nos va igual en esta crisis, y eso el españolito medio no lo sabe. De hecho la utilización del español medio puede ser un auténtico timo. Supongamos que en 2014 a 2 ejecutivos españoles les ha ido muy bien y han aumentado sus ingresos en 490.000€ mientras que a 48 nos ha ido bastante peor, y como son empleados, públicos y privados, han perdido cada uno de ellos 10.000€ anuales. Para nuestro ministro de Economía a los españoles les habría ido bien porque, en media, habrían ganado 10.000€ ((980.000 – 480.000)/50). Creo que la gran mayoría de los 48 le dedicarían un bonito epíteto a la familia del ministro.
La semana pasada vimos por primera vez a Rajoy adoptar una postura dura, Rajoy el Bravo –y no la de Don Tancredo a la que nos tiene tan acostumbrados en el plasma- ante la posibilidad de que los griegos puedan renegociar su deuda. Me recuerda el suceso histórico del Desfiladero de las Termópilas –y su película- pero al revés: ahora serían Angela, Mariano y resto de “recortistas” europeos contra los 300 griegos que a las órdenes de Leónidas/Varufakis atacan su máquina de recortar –la Troika- y su principio más sagrado: hay que cumplir los compromisos. Y no van a ceder un paso –aunque ni Angela ni a Mariano se les ve músculo para el cuerpo a cuerpo-.

Lo que no dicen las estadísticas del Presidente es que el españolito medio está encantado con la actitud de Varufakis y le desea que triunfe. Más vale pelear de frente que vivir escondido tras el plasma.
© José L. Calvo, 2015
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