jueves, 27 de septiembre de 2012

De políticos, salarios y productividad

Uno de los principios que ha regido la más pura ortodoxia de la Teoría Económica desde sus inicios con el marginalismo es que los factores deben ser retribuidos por su productividad. Es decir, el salario que cada uno debemos cobrar debe ser igual al incremento del producto o servicio de nuestra última unidad aplicada (hora/minuto…).
Esta teoría la deben saber muy bien nuestros políticos, porque si recuerdan el PSOE ya propuso que los funcionarios cobrásemos según nuestra productividad (nunca llegó a aclarar cómo se calculaba, si los profesores por número de aprobados, los médicos por cuántos sobreviven, los policías por porrazos dados…). Pero su aplicación les falla cuando se refieren a sí mismos. Algunos ejemplos.
Cuando la Sra. Cospedal propuso pagar por asistencias a plenos y comisiones –y eso que ni se les exigía estar despiertos o hacer propuestas- la mal llamada izquierda (PSOE e IU) puso el grito en el cielo, y algún diario pseudoprogresista llegó incluso a afirmar que los políticos profesionales eran un logro de la democracia y que a ver si ahora iban a decidir albañiles, fontaneros o electricistas (¿recuerdan que hubo un ministro del interior electricista? Entonces eso era progresista, ahora parece que no); esta semana se publicaban los sueldos de los parlamentarios, que entre pitos y flautas ascienden a 5.000 euros –con los que según alguno no se llega a fin de mes-, y sin embargo el 25 de septiembre solo había 50 en el hemiciclo (la séptima parte), práctica por otro lado habitual; y ese mismo día UPyD presentaba una nueva propuesta sobre transparencia de sueldos públicos y no solo era rechazada, sino vilipendiada por los representantes del PNV y CIU –parece que algunos no quieren que se sepa lo que cobran de España-.
Y mientras, un grupo de gente era agredida por los cipayos (¿no os habéis dado cuenta de cuál es vuestro lado? A lo mejor lo recordáis en Navidad o en 2013 con el sueldo congelado por tercer año consecutivo) a las mismas puertas del lugar que debería representarnos. Me sumo al grito escatológico sobre la igualdad del PSOE y el PP, y añadiría a la práctica totalidad de los grupos parlamentarios, IU, PNV, CIU… Todos aplican idéntica ley del embudo: los sacrificios para los demás, los sueldos –sin referencia a la productividad- para nosotros. Ellos sí que están cometiendo delitos contra la Nación.

© José L. Calvo

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