lunes, 17 de septiembre de 2012

La economía del gratis total no existe

La ministra de Cultura del primer gobierno Zapatero resumió en una frase una creencia muy arraigada en nuestra de sociedad: el dinero público no es de nadie. Es decir, el dinero público cae del cielo y que, por ello, puede gastarse en lo que se desee.
La manifestación del 15 de septiembre y las declaraciones de sus participantes siguen esa misma línea: reclamar servicios públicos gratuitos –educación, sanidad, mayores pensiones…- pero sin preguntarse de dónde sale el dinero para financiarlos. Eso es a lo que nos ha acostumbrado una izquierda irresponsable y demagógica, que en lugar de hacer las reformas necesarias –incluido en gran parte su propio harakiri como señala César Molinas- se ha atrincherado en prometer cosas que son imposibles de cumplir.
Porque dejemos claros tres axiomas: 1. Los servicios que se reclaman no son gratuitos, sino que hay que pagarlos. O bien se hace a través de los ingresos del estado, fundamentalmente los impuestos, o bien vía pago directo de los consumidores, como el copago o las tasas académicas; 2. El dinero público es de todos, no de los políticos para manejarlo a su antojo. Surge de lo que pagamos todos y cada uno; 3. La forma en que se emplean los recursos públicos sí tiene ideología. Lo que obliga a dejar de lado discursos demagógicos y buscar su utilización eficiente y equitativa.
Un ejemplo para dejarlo claro: la educación. Desde una perspectiva equitativa de izquierdas la asignación de unos recursos cada vez más escasos es sencilla: quien quiera educación privada que la pague; no hay financiación para los centros concertados y todos los recursos se dedican a la educación pública. Pero la dejación del PSOE ha permitido justo la política contraria aplicada por el PP.
Lo primero que se enseña en economía es que los recursos son escasos, que la economía del gratis total no existe, que para poder consumir algo hay que pagarlo. Pero la forma en que el estado distribuye esos recursos escasos depende de su ideología. No estoy defendiendo la política del PP, simplemente reclamo ¡un poco de seriedad, señores de los sindicatos y los partidos de izquierda! No prometan lo que no pueden pagar o su escasa credibilidad desaparecerá.

© José L. Calvo

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